La Web está a punto de cumplir 21 años. Superada la era de los portales, va quedando atrás la de los buscadores y ya vivimos en la tercera, la de las redes sociales. “En diciembre de 1990, se puso en marcha la World Wide Web. Esta sencilla configuración demostró un concepto profundo: que cualquier persona podría compartir información con cualquier otra, en cualquier lugar del mundo”.Así resumía con un dejo de orgullo y satisfacción Timothy John Berners-Lee, el padre de la Web.Aunque ese momento pasó casi inadvertido, hoy no podríamos ni imaginarnos un mundo sin Internet. Nuestros hábitos de uso y consumo en Internet fueron evolucionando. Al principio fueron los viejos portales, con su pretensión de organizarlo todo, los que nos ofrecían un camino a seguir. Llegó un momento en que revisar y clasificar los contenidos producidos en Internet se transformó en misión imposible, por eso, llegaron los buscadores y su eficaz neutralidad de robots. Dejamos de depender del criterio editorial de un portal y de su capacidad para incluir nuevos sitios webs en el directorio. Con el buscador podíamos ver el horizonte infinito de información. De los buscadores sin escalas al universo 2.0 y a las redes sociales, donde los usuarios generamos, compartimos y recomendamos los contenidos que ven los demás.
La era de los portales: Yahoo! y su propuesta de ser el centro de la vida on line de la gente.
En 1994 Jerry Yang y David Filo fundaban Yahoo!, que poco después se convertía en el líder indiscutido de la Web. Yahoo! ofrecía lo que los internautas necesitaban en ese momento: alguien que les abriera las puertas de Internet. Esto era precisamente un portal, un sitio web que permitía a los usuarios acceder a los contenidos de la World Wide Web. Su función consistía en revisar constantemente los contenidos publicados en Internet y clasificarlos en un directorio para que los usuarios pudieran encontrarlos. En la actualidad, revisar y clasificar los contenidos de Internet en un directorio sería una pretensión absurda. Así era como los internautas navegábamos en Internet a mediados de los noventa: entrábamos en un portal, buceábamos entre las categorías que nos ofrecía el directorio y encontrábamos los sitios web a los que nos dirigíamos y desde los cuáles conectábamos a su vez con otros (a través de los famosos hipervínculos). A medida que pasaron los años, la cantidad de contenidos web se multiplicó y esta tarea casi artesanal resultó imposible. A medida que Internet se popularizaba, la aparición de nuevos sitios y la publicación de información se multiplicaban exponencialmente. La velocidad de creación de contenidos y el volumen de información exigía una nueva forma de navegar. Hay que pensar que se generó más información en los últimos 20 años que en los 5000 previos.
La era de los buscadores: toda la información al alcance de todo el mundo.
A principios del siglo XXI, el problema era la cantidad. Internet se había extendido rápidamente y el volumen de información era incontrolable. Google aportó la solución. Su buscador se posicionó rápidamente como la puerta de entrada a Internet más usada en todo el mundo, desplazando a los tradicionales portales. La era de los buscadores había llegado. Esto supuso un cambio revolucionario para los internautas. Si recordamos cómo era la página de inicio de Yahoo! y la comparamos mentalmente con la que Google ofrecía a fines de los noventa, queda claro que se trata de dos enfoques prácticamente opuestos. La página de Yahoo! se presentaba abarrotada de links organizados en diferentes categorías por las que el usuario navegaba, mientras que Google proponía una página totalmente blanca, con una caja vacía en la que el usuario debía escribir lo que quería encontrar. En un mundo complejo, la sencillez se transformó en un activo.En cuestión de segundos, miles de resultados y millones de páginas. Nunca antes tuvimos tanta información a nuestro alcance. La opción de Google funcionó y transformó el mundo. El buscador modificó el uso de Internet y cambió los hábitos en el mundo real, fundamentalmente en lo relacionado al consumo. Las empresas, las marcas, las organizaciones, los medios de comunicación, todos tuvimos que comenzar a pensar en función del buscador. Ahí comenzó la guerra por el posicionamiento. Lo que supuestamente era un resultado neutral, objetivo, aséptico se transformó en un espacio de lucha más.
La era de las redes sociales: conectar y compartir
La web 2.0 permitió a los internautas participar. Internet se volvió colaborativa e interactiva. El nuevo protagonista pasó a ser el usuario, que tomó la palabra y se convirtió en el rey. La aparición de herramientas como los blogs, los foros, las wikis, los marcadores sociales, el microbbloging, las redes sociales y los comentarios, ha dado voz y voto a los usuarios. Si en la era de los portales, los usuarios se guiaban por el criterio editorial de los webmasters y en la era de los buscadores pudieron tomar el control sobre los contenidos existentes en Internet a través de los motores de búsqueda, ahora el usuario se convierte en fuente y distribuidor de esos contenidos. Nuevamente, está cambiando la forma en que usamos Internet. Y los protagonistas de este cambio somos nosotros. Eso hace que sea más apasionante. La socialización de esta era ha democratizado la palabra, el acceso y sobretodo ofrece igualdad de oportunidades. Ahora nos guiamos por las recomendaciones de un amigo en Facebook, leemos un artículo en el blog de un colega de trabajo a través de Linkedin o vemos un vídeo colgado en Youtube que alguien nos ha retwitteado. Desde su aparición en Febrero de 2004, Facebook no ha parado de crecer: 800 millones de usuarios, 130 millones de visitantes únicos por mes, 7 horas por mes de permanencia en el sitio (frente a las 2 de Google), un crecimiento del 145% en el último año en Estados Unidos, etc. Sin embargo, el verdadero poder de Facebook reside en que tiene nuestros datos personales. Sabe quien es quién, qué le gusta, qué no le gusta, su historia de vida, dónde vive, cómo vive, con quién vive, etc. La gente comparte (casi) todo en Facebook. A comienzos de 2010, Facebook superó en visitas a Google en Estados Unidos por primera vez en la historia. Este acontecimiento certificó que ya estamos viviendo en la tercera era de Internet: la de las redes sociales.
No es la tecnología, es la gente
Compartir y conectarse. Las redes sociales y las herramientas 2.0 en general, han cobrado fuerza porque la gente puede interactuar. Nos conectamos y compartimos nuestra información. Esta es la verdadera esencia del fenómeno. En esta nueva era de Internet, donde la comunicación es el factor clave, el móvil está ocupando el centro de la escena. Todas estas herramientas (Facebook, Twitter, Youtube, LinkedIn) están disponibles en los móviles. Cada vez nos pasamos más tiempo leyendo, escuchando, consumiendo o mirando algún contenido recomendado por un contacto. Ese tiempo seguirá en aumento. Por eso, el futuro pasa por los dispositivos móviles. Se estima que ya son nueve mil millones en 2011 y que dentro de diez años serán más de 24 mil millones.
De conectados a la red a estar conectados
La Web re-dibujó el mundo y cambió profundamente nuestros hábitos. Nuestra forma de trabajar, de informarnos y hasta de relacionarnos con los demás se ha visto alterada por la velocidad, el volumen y la facilidad en el manejo de información. Internet sigue extendiendo sus límites y ocupa cada vez más espacios. La telefonía, la televisión o las aplicaciones móviles son nuevas formas de uso de Internet que no son Web. Y cada vez veremos más en el futuro próximo. Es lo que muchos llaman la “Internet de las cosas”. Un mundo en el que los objetos que nos rodean serán más inteligentes y estarán conectados entre sí, creando una inmensa red. A 21 años del nacimiento de la Web, estamos entrando en la cuarta era de Internet, que probablemente no estará dominada por la Web. Una etapa en la que no nos conectaremos a Internet sino que estaremos siempre conectados.
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