¿A quién no le disgusta que su trabajo se vea opacado por otros, que alcanzan el éxito por medios no legales? Claro que a nadie. Esto les sucede a muchas marcas cuando sus competencias logran posicionarse como sponsors o patrocinadores de eventos importantes como los Juegos Olímpicos. Eso es Ambush Marketing. Esta actividad ya se había presentado en varios Mundiales de Fútbol y en Juegos Olímpicos. Por las pérdidas que significan para los patrocinadores, los organizadores del evento tratan de evitar estas acciones poco limpias en el juego. Pero por más cautela que se tenga, cualquier detalle puede arruinar a las marcas. En una encuesta que se realizó para estos Juegos Olímpicos, un 37 porciento percibió a Nike como patrocinador, más que los que mencionaron a Adidas, con 24 porciento. No es la primera vez que a Adidas le ocurre, pero su competencia siempre actúa más rápido y le gana audiencia. Otro caso que se suscitó, fue la intervención de Beats, los auriculares que lanzó el rapero Dr. Dre hace un tiempo. Como cortesía, el rapero envió a los deportistas norteamericanos y estadounidenses unos Beats de regalo. Por supuesto que unos cayeron en la trampa. Michael Phelps y el clavadista Tom Daley los portaron antes de su participación, causando sensación en la gente. Pero no bastó con el uso, pues algunos deportistas como Jack Butland, o la tenista Laura Robson agradecieron vía Twitter a Dr. Dre por el regalo. Pero el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos eliminó inmediatamente esas intervenciones, pues el sponsor de los electrónicos es Samsung. Estas verdaderas guerrillas entre las marcas son atractivas por los fenómenos que desatan, pero no lo son para los patrocinadores que invierten millones y no encuentran el reconocimiento que se merecen. A pesar de que las multas son fuertes cantidades de dinero, las marcas tramposas pueden tomarlas como una inversión, pues al final cuenta más el impacto que logran en el público. Estos eventos seguirán siendo una fiesta de marcas coladas.
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