El marketing actual involucra mucho más que la realización de piezas publicitarias, estudiando comportamientos individuales y sociales del ser humano. Los objetivos: cautivar el ánimo del consumidor, estimular sus deseos básicos con el fin de permitirnos detectar y satisfacer sus necesidades para después presentar ofertas irresistibles, ¿te suena conocido? Sí, el arte de la seducción. Corría la segunda mitad del siglo XVIII cuando surgió el periodo conocido como Revolución Industrial, de pronto el trabajo manual es sustituido por la industria y la manufactura, se incrementa la producción y el comercio se expande. Más productos, menos costos, todo era perfección. La demanda superaba a la oferta, la innovación era innecesaria. En la segunda década del siglo XX la capacidad de compra se reduce, ahora, los consumidores eligen los productos de más calidad y mejor desempeño. La mejora continua se vuelve la base. Entonces ¿cómo hacer que la gente elija mi producto y no el de la competencia? Una buena estrategia de marketing hasta el día de hoy sigue siendo la respuesta. Lo interesante de todo esto es saber que las estrategias que utilizan los profesionales del marketing no distan mucho de acciones o situaciones que la mayoría de nosotros llevamos a la práctica de manera natural, por ejemplo, seducir a una potencial pareja. Pensémoslo de esta manera, de pronto conoces a la persona de tus sueños, te decides y das el primer paso que podemos resumir en la siguiente frase: “Venderte a ti mismo”. Y es que tu objetivo no es otro que potenciar tus cualidades y minimizar tus defectos, ¿lo ves?, es como hacer un comercial de nosotros mismos en la vida real y para un público muy específico, de manera inconsciente hemos hecho tres cosas: • Un análisis DAFO. • Segmentado nuestro mercado. • Creado una estrategia y la hemos puesto en marcha. Por supuesto, nadie debería emprender una acción sin una estrategia definida, enseguida 5 pasos a tomar en cuenta para crear la tuya: 1. Tener la actitud correcta. En la vida como en el marketing en ocasiones las cosas resultan tal como lo hemos planeado, a veces no. No importa cuál sea el resultado escucha, observa y aprende. Al final y de manera inherente habremos ganado experiencia, que como me gusta pensar, es riqueza intangible. 2. Conocimiento sobre la psicología de las personas. No podemos ofrecer algo si no sabemos cuál será la motivación de la gente para adquirirlo. En las relaciones como en el marketing, los involucrados en algún momento dejan de ser lógicos o racionales y toman sus decisiones con base en factores emocionales. 3. Un plan de acción. De nada sirve acumular conocimientos y técnicas si no las ponemos en acción, la práctica nos da experiencia y la experiencia aumenta nuestras probabilidades de éxito. 4. El efecto halo. Tiene aplicación social y comercial, básicamente consiste en que las características positivas de una persona (o producto) en particular, se extienden afectándola en su conjunto. El iPhone de Apple por ejemplo, su reputación ha cubierto -a los ojos de muchas personas- los demás productos de la marca. Trabájalo con cuidado porqué también funciona al revés. La clave: esfuérzate por dejar buenas impresiones y estas te acompañaran por un buen tiempo. 5. El seguimiento. ¡Lo has logrado! Has atraído su atención, ahora sólo debes cumplir lo que ofreciste. Tanto el mercadólogo como el seductor están tratando con personas pensantes y si estas se sienten engañadas se irán como llegaron. Ofréceles seguridad y confianza y sobre todo mantente pendiente de sus necesidades. Por supuesto, esto es sólo un ejemplo de cómo el marketing se encuentra presente en nuestras vidas. ¿Quieres aprender a seducir? Aprende marketing
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