El ‘design thinking’ (pensamiento de diseño) es una concepto relativamente nuevo que se refiere al procedimiento que podemos seguir para diseñar soluciones más factibles y útiles. Pero entendamos por diseño no sólo la producción de materiales visuales, sino todos los procesos en los que damos vida a algo nuevo, una idea, producto, campaña o marca. Para crear una utilidad, es necesario seguir un proceso sencillo, así sabremos que nos adecuamos al asunto por resolver. Primero debemos pensar en el problema a resolver. Para obtener información suficiente y confiable la empatía es una buena aliada. Preguntas como ¿qué hacen los clientes?, ¿cómo usan ese producto?, ¿cómo piensan en su vida cotidiana y qué piensan del producto? y, ¿qué sienten con la marca o el producto?, nos ayudan a crear la empatía. Una vez que obtenemos la información, sigue la definición. Todos los datos son igual de importantes, por lo que tener un registro de ellos es necesario al definir el problema. El design thinking utiliza métodos parecidos a los focus groups y a las entrevistas a profundidad para obtener datos fieles, así es más fácil encontrar insights. De ahí, comienza el trabajo creativo, ideando varias soluciones y prototipos. Es muy importante en este último tratar de plasmar con dibujos el concepto, sin importar la calidad del dibujo. ¿Por qué este paso? Sin el concepto se puede visualizar en una imagen –lo ideal es omitir el texto—entonces se puede llevar a cabo más fácil. Después, se prueba la solución y se retroalimenta. Pero, hay un punto importante: cuando se diseñan productos casi siempre pensamos en las personas promedio. Si nos enfocamos a un sector extremo, es decir, con algunas carencias o diferencias al promedio, nuestro producto será funcional para todos en la mayoría de los casos. Un ejemplo de ello es el producto ‘Cicatricure’, cuyo objetivo era eliminar las cicatrices. Ahora resulta que todas las personas pueden usarlo para eliminar las arrugas. Crear estrategias o ideas especializadas en una carencia, al final puede satisfacer necesidades no previstas, y qué mejor si nos adelantamos para cubrirlas, eso es parte del ‘design thinking’, concepto que surgió en los años 80’s en la universidad de Stanford. Foto cortesía de Fotolia.
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