Su agencia está en graves problemas si sus diseñadores gráficos son incapaces de revisar un texto y si sus redactores son incapaces de emitir un juicio estético sobre un diseño. Si el cliente busca hablar antes con diseñadores y con redactores que con ejecutivos de cuenta, hay problemas. Si su agencia sufre impuntualidad, si los procesos son imprecisos, hay problemas. Si más del veinte por ciento de su gente es primeriza, esto es, novata en el mundo de la publicidad, hay problemas. También hay problemas si todos los briefs se parecen. Si usted puede cambiar el nombre de la marca en cada brief y éstos no muestran diferencias grandes, palpables, hay problemas. Si los clientes ya no creen en la creatividad de su agencia, hay problemas. Si los textos ya vienen hechos en cada correo electrónico porque al cliente le dio por hacerse redactor, hay problemas. Si las palabras «hay cambios» son más frecuentes que las palabras «le gustó al cliente», hay problemas. Si sus diseñadores gráficos y redactores tardan demasiado en reaccionar para resolver las problemáticas del cliente, hay problemas. Si busca constantemente atención externa, ora de programadoras, ora de mercadólogos, hay problemas. Si las juntas de trabajo son meras revisiones de listas, meros repasos y repeticiones de las mismas cosas, hay problemas, porque las juntas se hacen para generar ideas, nuevas ideas y nuevos proyectos. Respiremos. Más. Si en su agencia impera el desorden, la laxitud, la dejadez, hay problemas, ya que una agencia de publicidad, aunque creativa sea, es una empresa, una institución, y toda institución tiene reglas. Una vez le dijeron a un creativo que es nuestro amigo lo siguiente: «Eres el mejor, sí, eres el mejor del país, pero no obedeces reglas y por eso no tienes lugar aquí». Foto cortesía de Fotolia.
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