Si de cuestiones deportivas hablamos, Latinoamérica fue ampliamente influida por anglosajones. Por un lado, en la parte sudamericana, fueron embarcaciones inglesas las que al llegar al Río de la Plata cautivaron a los habitantes con su forma de distraerse alrededor de una pelota. Tal manera de diversión pronto fue adoptada y comenzó a propagarse por las zonas circunvecinas hasta terminar enamorando a la totalidad del cono sur. Si nos vamos a la parte caribeña, la historia no fue muy diferente. En este caso quienes originaron la tendencia fueron los estadounidenses. Ellos también tenían un estilo peculiar para jugar con la pelota que, aunque más pequeña y apoyada por un palo de madera, también hacía delirar a quienes la utilizaban para recrearse. Complementando lo anterior con un pensamiento de Eduardo Galeano: “el béisbol es para los caribeños, lo que el fútbol para los sudamericanos”. Pero, ¿y para los mexicanos? Porque si de historia hablamos, el béisbol y el fútbol llegaron a México a la par (finales del siglo XIX) y sus inicios son perfectamente adaptables ya sea al de los sudamericanos o al de los caribeños. Con respecto al establecimiento de una liga, el fútbol aventaja al béisbol dentro de la era del amateurismo, pero el béisbol lo empareja al adentrarse primero a la profesionalidad. Como precedente histórico, en el México prehispánico había un deporte que de asemejarse a alguno de los dos, indiscutiblemente era al fútbol. Lo cual no necesariamente representa un diferenciador, debido al desconocimiento de mucha gente por la historia antigua de nuestro territorio. Hasta ahí, no parece haber algo que responda a la duda. Misma que, contrastantemente, parece ser destinada a la obviedad si descartamos lo dicho y tan sólo observamos nuestro entorno. En él, notaremos que el “deporte rey” es el amplio dominador, dejando sin posibilidad alguna al “rey de los deportes”. Entonces, teniendo como ganador implícito de la batalla al fútbol, juguemos con sus pros y contras y pongámoslos en una balanza con los del béisbol: Comenzando con cuestiones sociales, el béisbol es un deporte que se ha mantenido exclusivamente como tal (como deporte y no como detonador social). Mientras, el fútbol se ha convertido en un movimiento que graves problemas ha generado. (Ganador: Béisbol) Con respecto a territorio, México se encuentra más cerca de la élite del béisbol (EUA) que de la del fútbol (Inglaterra/España/Italia). Y aunque es cierto que en tiempos modernos no implica un impedimento comunicacional, si hablamos de tiempo y dinero para acudir a uno u otro, es mucho más accesible para el mexicano ir a Estados Unidos que a Europa. (Ganador: Béisbol) En cuanto a figuras de antaño, sería subjetivo decir que Hugo fue mejor que Valenzuela o viceversa. Pero, limitándonos a hablar de las figuras del presente: Javier Hernández, Giovani dos Santos, Carlos Vela, Héctor Moreno y Andrés Guardado se ven en inferioridad numérica si es que se les compara con: Joakim Soria, Adrián González, Alfredo Aceves, Jorge de la Rosa, Jaime García, Yovani Gallardo, Sergio Romo y algunos otros en la lista; todos compitiendo en las mejores ligas de su respectivo deporte. (Ganador: Béisbol) La comparación puede seguir y, aunque no de manera total, muy seguramente el béisbol demostrará que “tiene con qué” para, no sólo competir, sino rebasar al fútbol en muchos ámbitos. Pero, en realidad, solamente un punto transciende para que uno sea el amplio ganador: el mass media. Pues sí. Son los medios de comunicación masiva, los que han marcado la pauta para que el fútbol reine en nuestro país. Porque más allá de entender al mismo como un movimiento pasional transmitido de generación en generación, no habría traba alguna para que el otro también lo fuera. Simplemente, el mass media ha entendido que si con un deporte se debe lucrar, es con el que se juega con los pies. Las comparaciones muestran que existen argumentos para que la situación fuera diferente. Incluso si nos remontamos a décadas románticas (antes de la existencia o apogeo de la TV), el béisbol reinaba al menos en el norte del país. Pero entonces llegó la televisión y se adueñó del mass media, estableció que el fútbol iba a ser el reinante y ahora no está ni remotamente interesado en hacer cambiar la cultura deportiva en nuestro país. No obstante, el mercado del béisbol está dormido y sólo requiere de unos cuantos empujones para hacerlo despertar. Sin duda es factible, porque siendo México un país tan amplio, territorial y poblacionalmente, hay un segmento que estaría encantado de consumirlo. Solamente queda ver hasta cuándo se darán cuenta que tiene muchísimo potencial que no ha sido bien explotado. ¿Será que México tiene que ausentarse de un Mundial para notarlo? Puede ser. Por lo pronto, hay argumentos para pensarlo. Porque de suceder aquella trágica e incomprensible situación en la que la selección mexicana, aun en la mediocre Concacaf, no vaya a Brasil 2014, por default, se perderá una cantidad de dinero enorme que encenderá los focos rojos. Dinero que, precisamente gracias al mass media, ciegamente está contemplado por las marcas cada cuatro años y que no llegaría de ser así. ¿Y si van fogueando a Adrián González para los anuncios de pan de caja o a Sergio Romo para los de teléfonos móviles? Es cierto, a lo mejor es drástico pensar que México se quede sin Mundial, pero no tiene sentido correr riesgos innecesarios. Imagen cortesía de Fotolia.
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