Durante años, los mercadólogos lucharon con la segmentación de mercados. Ya fuera por los gustos, las edades, la economía o las costumbres, no se lograba una separación tangible del mercado potencial. Es cierto que las personas siempre están con sus afines, según las distintas formas de segmentación, pero hacía falta un medio más “tangible” para que se pudiera observar el comportamiento de las personas en su atmósfera natural.
Entonces surgieron las redes sociales, donde la información obtenida en las encuestas podía ser comprobada o bien, extraída en medios directos y de forma más fiable. Aun así, en Facebook, Twitter y otras redes sociales, la información está desorganizada muy a pesar de los hashtags, pues todos hablan de todo.
Sin embargo, tantas redes sociales han surgido que ahora hay redes exclusivas para los amantes de los perros, para encontrar pareja o para compartir la pasión culinaria. A estas plataformas y comunidades virtuales especializadas se les llama “redes sociales verticales”. Recordemos que este nombre se le da en economía a la diferenciación de productos por la calidad, que en este caso se convierte en preferencia por la temática.
En cambio, las plataformas que tocan temas en general como Pinterest, Whatsapp, Instagram, son “horizontales”, ya que la diferencia recae sólo en el diseño y no en el contenido. Lo mismo puede ser dicho a través de una imagen, en 140 caracteres o con un comentario, pero no tendrá la misma recepción en todos esos medios.
Cada marca puede generar su propia red vertical sin necesidad de abrir su propia red social. Lo puede hacer a través de blogs, de su página web, de la atmósfera que genere para la comunicación entre clientes o usuarios y entre ellos y la empresa.
Imagen cortesía de Fotolia.
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