El redactor de un blog nos comenta que está feliz, pues sus textos tienen muchos «retuits»; una marca conocida nos dice que su cuenta de Twitter es un éxito, ya que es seguida por cientos de miles de personas; un consultor se alegra porque su opinión, gracias a Twitter, llega a millones de personas; un CM inocente nos habla de la interacción que tiene con su comunidad, y lo hace vanagloriándose. Twitter, ciertamente, es usado por personas que no acostumbran sus ojos a textos largos. ¿Por qué creer que nuestros textos largos son leídos? ¿Lo creemos sólo por los «retuits» que vemos? ¿Para qué queremos millones de seguidores? ¿Los queremos para ser famosos? ¿Cuál es la diferencia entre la fama y el «branding»? La fama provoca opiniones, sólo opiniones, mientras que el «branding», el real, provoca actos. Pasamos de la opinión a la acción, del «te quiero» al «te regalo» después de meses de relación amorosa, luego de meses constructores de credibilidad. ¿Qué pasa cuando una persona se hace in-creíblemente famosa? Pierde credibilidad. Las marcas que funcionarán en el futuro, y que funcionan mejor hoy, son las «especializadas», es decir, las que ofrecen productos especiales a gente especial. Además, las marcas especializadas son recomendadas por especialistas, que si realmente son especialistas no se codean con millones de personas que no son especiales. ¿Qué opina un especialista de una marca que se jacta de ser especializada pero que habla con millones de personas que no se especializan en tema alguno? Véase, por ejemplo, el Twitter de la RAE. Nos metemos a la cuenta de la RAE y leemos recomendaciones sobre el uso del «por qué», del «porque», del «porqué» y del «por que». ¿A quiénes van dirigidas tales recomendaciones? ¿A especialistas? A un Pérez-Reverte le importa un ardite, ya, tal uso; a la masa, en cambio, sí le importa, pero opina casi siempre incoherencias, que son resultado de la no especialización (hay tuiteros que se creen gramáticos, lingüísticas, semiólogos, historiadores). ¿Cuál es el objetivo de la RAE en Twitter? Nótese que muchos comentarios en el Twitter de la RAE, si no es que la mayoría, son malos. ¿Por qué? Porque la RAE, más versada en letras que en mercadotecnia, ha tratado de hablarle a todo el mundo. ¿Qué pasa cuando le hablamos a todo el mundo? Nos exponemos, claro, a opiniones diversas, y la diversidad en la opinión es lo más difícil de controlar. ¿Qué opinan?
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