La fascinación por crear sentimientos, esa capacidad que tenemos para generar emociones y estados de ánimo en los consumidores con tan solo acceder en un punto de venta es nuestro objetivo. Animar al acto de la compra no es cosa, fácil, posiblemente es una de las profesiones y actividades más difíciles, ya que no existen recetas mágicas, o métodos absolutos, No hay un “hilo negro” (al día de hoy) que nos diga paso por paso de qué manera debemos hacer para llegar al acto de intercambio económico. Sin embargo lo que tenemos son ciertas herramientas y conocimientos que nos pueden ampliar el panorama en el camino. Y una de esas herramientas es conocer y entender que al ser criaturas sensitivas, estamos totalmente de la mano de lo que nuestros sentidos nos indican. El olfato, la vista, el tacto, el oído y el gusto son las puertas a nuestra percepción. La interacción de las marcas y productos con el consumidor a través de estos canales viene a ser una inteligente manera de presentarnos con el mismo. Es algo similar al conocer a nuestra persona amada, o al conocer a una persona que nos desagrada. Nos puede gustar su aroma, su estilo al vestir o simplemente su tono de voz, y de manera contraria, también podemos sentir total desagrado a sus modos, manera de hablar, de vestir o de oler. Buscamos encuentros con las persona que queremos, que nos gustan. Les preparamos alimentos que tengan un aroma delicioso, bien servidos en la mesa, nos arreglamos para ell@s. Exactamente funciona con los productos y marcas. Encontrar el entorno ideal para “presentar” el producto al consumidor puede ser una gran diferencia al momento de considerar una compra. Y emplear recursos como odotipos, un merchandising basado en lo visual o auditivo va ser una manera cálida de recibir a nuestro consumidor, envolverlo, acurrucarlo y hacerlo sentir bienvenido. De cualquier manera si un consumidor no se siente bien recibido por una marca o producto, existen para el una gran cantidad de opciones que sin dudas van a buscar una manera de recibirlo de una forma que le haga sentir cómodo, a gusto y contento, lo que a su vez, va generar mejor lazo de unión entre ambas partes. Preparemos nuestros templos de venta, veamos estos espacios como un lugar donde podemos generar un mejor sentimiento de vida a las personas, a nuestros consumidores. La necesidad por encontrar belleza en el mundo es natural en todos los humanos, y ella transita con mayor facilidad en los sentidos. Bien cierto es que se consigue más con miel que con hiel. Imagen cortesía de Fotolia.
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