Así como la antesala de un viaje nos genera sensaciones de emoción, incertidumbre y gran curiosidad, así debemos pensar en los espacios de encuentro entre nuestra marca y nuestros clientes. Es ahí donde podemos crear lazos y buenas conexiones, no clientes, no puntos de venta, si no seguidores y espacios anhelados. Estamos tan acostumbrados al gran movimiento, al vaivén diario de las grandes ciudades que hemos perdido poco a poco nuestra capacidad de sorprendernos de los que nos rodea. Aquí es donde publicitarnos deja de ser suficiente. Las marcas debemos pensarlas ahora en un sentido más humano, regresar a lo que nuestra naturaleza brinda. La sensorialidad Es en este punto donde, nuestra mente se ha adaptado para sobrellevar todo el combate de estímulos. Filtramos gran cantidad de información para dejar pasar únicamente algunos datos. Sin embargo, podemos aprovechar nuestros sentidos humanos para la creación de agradables estímulos de marca. Tan solo pensemos que nos gusta hacer cuando preparamos una atmósfera para la llegada de una pareja, de un amigo. Puede ser una cena romántica o una fiesta sorpresa. No importa, son cuestiones tan básicas y elementales que parece las hemos olvidado para dar paso al simplismo en la comunicación de marca. Las grandes marcas preocupadas por muchos más aspectos sensoriales y perceptivos entre cliente/producto y marca, obtienen mejores resultados en el proceso de compromiso. No es romanticismo o idealismo. Pensemos en los productos que más nos gustan. Es impactante uno de los datos que Brian Sheehan comparte en su trabajo Loveworks. Sheehan destaca que en promedio, los consumidores usan las marcas que respetan (ellos mismos) 26 días del año, mientras que las marcas que “aman” las usan 119 días por año. ¿Casualidad?. Claro que no, esto es producto de un continuo trabajo de contacto con el cliente. Pensar bajo una perspectiva antropológica las marcas nos abre una gran cantidad de posibilidades, nuevos enfoques y soluciones. Al fin y al cabo percibimos a los productos y las marcas como si fueran parientes, amigos, conocidos o como nuestros seres amados. Reflexionemos, ¿acaso no tenemos tatuajes de la Harley y del nombre de nuestras parejas estampados en los brazos? Una marca que pretende ir más allá de un consumo promedio, debe comenzar a vislumbrar caminos no transitados por otras marcas. Podemos hacer un benchmark, claro, sin embargo no basarnos 100% en lo que el grueso ya ofrece. Generar nuevas estímulos en la psique y en los sentidos puede ser atrayente, agradable e incluso sensual para cualquier humano y eso es lo que son nuestros consumidores. Imagen cortesía de Fotolia
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