Constantemente la forma de hacer marketing ha evolucionado, tendiendo a utilizar medios y métodos encaminados a enamorar al cliente y captar su atención de la mejor manera posible. Una paradoja en donde, este proceso de vinculación puede compararse con diversas actividades que realiza el ser humano a lo largo de su vida. El enamoramiento, por ejemplo, es un estado emocional en el cual una persona llega a sentirse sumamente atraída por otra, esto genera la satisfacción de contar con alguien quien pueda comprendernos y compartirnos momentos, vivencias y estados con los que podemos comenzar a desarrollar una historia interesante. Sin ahondar en temas teóricos o definiciones demasiado extensas, del lado del marketing un enamoramiento efectivo, es el storytelling. Este término define a la técnica usada para contar una historia de una manera diferente y desde el punto de vista narrativo, compensando a los usuarios con contenido que goza de un valor adicional, ese “algo” que no tienen las demás marcas, ese “algo” que te podría llamar la atención de alguien en el antes mencionado, estado de enamoramiento. Este tipo de técnicas normalmente ayudan a conectar a nivel emocional a las marcas con su público objetivo, para que una estrategia haga fluir el storytelling, necesitamos de un sujeto enamorado (emisor) un sujeto a quién enamorar (usuario) y el vehículo e historia se verá remarcado por la necesidad que tendrán ambos usuarios acerca del amor proyectado alrededor de las casualidades (producto). Sin embargo, como en toda cita de amor, para conseguir la empatía de nuestro público objetivo, no hay nada como crearle una más que positiva experiencia de usuario, vinculando nuestro producto o servicio a un recuerdo o una sensación anteriormente vivida por el cliente, esas historias juntos que parecieran salidas de un cuento o de un concepto complejo como el destino, el cual tiene el objetivo fundamental de crear un lazo fuerte a las emociones de la otra persona, tratar de meterse a su mente. La definición de Christian Salmon, investigador y escritor francés, indicaba que el storytelling podría llegar a ser “la máquina de fabricar historias y formatear las mentes” en cualquiera de los medios que se utilizara. Llegar al pico de la emoción y terminar sacando de carril los sentimientos de una persona y además, contar con las herramientas necesarias para crear de esa experiencia, la mejor de las historias. Necesitaremos, tanto para el enamoramiento como para el storytelling, una buena historia que ofrecer, desde temas universales como la verdad o la mentira, hasta dicotomías que se dan a diario en la vida. Estos temas deberán estar reforzados con hechos de experiencias previas, historias ocurridas en algún momento importante de nuestra existencia, por su contraparte, como lo señaló la Teoría de la Imagen de Pareja, se afirma que todos tenemos guardada en nuestra mente, la imagen perfecta de nuestra pareja, y que cuando ésta llega, suena una alarma interna con la que notamos inmediatamente el valor diferencial de esa persona ante las demás. La realidad del storytelling debe estar protagonizada por el enamorado (emisor) al que el sujeto a enamorar (usuario) identifique con él mismo y al que seleccione como un compañero de aventuras con el que pueda identificarse de igual modo. Todo es un break emocional en la tormenta potencial de las habilidades cognitivas de cada persona. Una vez más, remarco la importancia de crear un buen contenido para conseguir un fin, para llegar a un cliente, enamorar a esa persona especial, para enganchar su cerebro y su corazón… vincularlo a nosotros. Es importante la técnica, pero la historia que se desarrolle a lo largo del camino es lo fundamental.
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