Desde sus inicios el cine ha representado un aspecto fascinante en la vida social. Se trata de una forma de expresión cultural poderosa que continúa vigente desde hace más de cien años. Un ritual que nos atrae a ver y escuchar historias, que nos convoca a vivir una especie de magia en un espacio seductor que comunica vivencias a través de la pantalla. Afortunadamente para el séptimo arte de nuestro país las condiciones hoy en día han mejorado. Hoy México es un país que produce alrededor de 100 películas al año, gracias a los estímulos fiscales como el 226 EFICINE. Hoy los complejos de exhibición son puntos de encuentro de primer mundo que proyectan gran variedad de historias. Hoy está nación es uno de los cinco principales consumidores de cine a nivel mundial. Pero nuestro país enfrenta un nuevo reto. En México se producen dos tipos de películas, cine comercial y cine de arte, de las 100 películas que se producen sólo un par de ellas logran convocar a los espectadores y otras cuantas sobresalen en festivales. Por un lado los productores aseguran que este problema se debe a que en nuestro país las pantallas están ocupadas en un 90% por el cine norteamericano y resulta difícil la competencia cuando no se les asignan las mismas condiciones: salas, días y horarios. Por otro lado los exhibidores y distribuidores afirman que la cinematografía en México va por buen camino, pero piden que se produzcan películas con mayor potencial comercial, sustentando que el cine también es un negocio. En realidad son escasas las películas mexicanas que convocan a los espectadores. El año 2013 es el mejor reflejo de la situación que vive la industria cinematográfica en el país. Durante este año las cintas nacionales que se exhibieron recaudaron 1,276 millones de pesos en taquilla (12% del total). De las 101 películas que se estrenaron en la pantalla grande, sólo dos de ellas recaudaron 937 millones. Este ha sido el mejor año para el cine nacional en cuanto a consumo cultural se refiere. «Nosotros los Nobles» de Gary Alazraky y «No se aceptan devoluciones» de Eugenio Derbez rompieron récords en taquilla gracias a que la sociedad mexicana respondió a la convocatoria en las salas: el boca en boca. ¿Porqué no ofrecerle a la gente más películas con estas características narrativas para que los públicos regresen a las salas? A los mexicanos nos entretienen las narraciones audiovisuales que reflejan a nuestra sociedad, disfrutamos asomarnos en la vida de los demás en momentos difíciles, aprendemos de los protagonistas al ponernos en sus zapatos y nos encanta encontrar soluciones a los problemas aunque no sean los propios. No es ilógico apuntar a producir diez películas que convoquen a los espectadores. Conectar la historia con el público y provocar un efecto de boca en boca para ver una buena cinta; que entretenga, que sensibilice, que enamore. La clave es contar buenas historias y para ello se requiere la transformación de los contenidos y de las estructuras narrativas. Autor José Pablo García Hernández Egresado de la Universidad Iberoamericana Puebla en la Licenciatura de Comunicación. Estudió la especialidad en guión cinematográfico en la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) en San Antonio de los Baños, Cuba y el Postgrado en Guión de Largometraje de Ficción en la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC). Actualmente se encuentra concluyendo la Maestría en Comunicación Estratégica en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Participó en Animova y en Branta Producciones como director, productor y guionista. Ha realizado pitch a personajes como Gary Alazraky y Eugenio Derbez, además de obtener reconocimientos en el festival de cine de Guanajuato y Oaxaca.
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