Plano americano, abre cámara en un limbo blanco y vemos a una chava que entra a cuadro. Es una chica moderna treintañera, muy guapa y elegante. Ella se aclara la garganta, deja caer su bufanda, se quita el saco gris y nos muestra su bello torso en un diminuto top negro con detalles de pedrería. La mujer tiene tatuajes en el plexo solar. Ella mira seria hacia un punto fijo. Cruza los brazos debajo de su pecho y después de un segundo de silencio, empezamos a escuchar a Mozart. Es justo cuando ella empieza a mover sus senos al ritmo de los compases clásicos del maestro Vienés.
Se mueve uno, se mueve otro, trín, trán, trín, trán. Después de minuto y medio de Mozart y tetas el video se termina.
Me quedo con cara de «what the fuck» e inmediatamente después de mi cara de what the fuck me pongo a pensar: ¿cuál es el propósito de este video? la verdad no me podría importar más madres, pero mi reflexión continúa y llego a la conclusión de que la culpa es mía.
La culpa es de todos.
Hace 15 años cuando la gente se quejaba de que la falta de educación de este país se debía en gran parte a la manipulación de los medios, yo tendía a estar de acuerdo, porque la verdad, no existían muchas opciones de canales y medios “menos vendidos” (ojo, como bien digo en mi biografía, escribo de mucho, aunque no sepa de nada).
Hoy, todos somos un medio. Todos somos un canal. Es nuestra responsabilidad “intentar” llevar este país y su cultura popular y colectiva hacia adelante. Quizás es una manera muy romántica de ver la vida, pero ¿qué quieren? yo soy así. Y sí, lo veo como nuestra responsabilidad. Será nuestra culpa que en 5 años nuestros adolescentes sean más subnormales de lo que ya son.
Y supongo que muchos pensarán que este video “es una broma” y “que no le hace daño a nadie” y que “hay videos peores” y estoy completamente de acuerdo. Y ese es precisamente mi punto.
Obvio no es el primer video sin sustancia que veo (mi excusa es que lo hago para saber qué es lo que ve la gente y qué está en trend) pero de verdad les digo, que deberíamos consumir – y hacer – cosas más inteligentes. Nosotros somos quienes subimos imbecilidad y media a este monstruo hambriento de contenido. Y claro que me incluyo (espero de verdad que mis escritos no estén catalogados dentro del cajón de imbecilidades y que a más de uno por lo menos lo haya hecho pensar aunque sea un poco).
Tal vez es porque – como en las novelas – el drama vende y entonces acá lo que vende es el morbo. Todo mundo quiere ver al «freak of the week». No lo sé.
En fin, los invito a que todos juntos hagamos de nuestra red, una red más inteligente, una red que las futuras generaciones puedan ver y asombrarse por el acervo cultural que teníamos y no por la cantidad de videos de hombres pegándose en los testículos, mujeres insertándose un tercer seno, o un concurso de manitas calientes online.
Me voy. Me amarga esta situación.
Imagen cortesía de iStock
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