Cuenta la leyenda que la rotación en el ambiente ‘marketero’ es bastante normal. Las agencias son plataformas importantes en el desarrollo profesional de muchos que llegan como esponjas absorbiendo todo el conocimiento posible, para después continuar solos. Sin dejar de lado que el negocio digital se vuelve cada vez más exigente y las agencias no se dan abasto con lo que hay, así que empiezan a cazar el talento de otras agencias en una especie de subasta, en donde el más vivo se queda con la rebanada más grande del pastel de creativos, diseñadores, programadores, etc. En la agencia que colaboro, hay una rotación del 20% anual. Mucho, poco; bueno, malo, no lo sé, pero – créanme – he visto llegar de todo e irse a grandes eminencias. La lista de razones es amplia: mejores ofertas laborales, emprendimiento, año sabático o, la peor, el hartazgo y el estancamiento. Cada que me toca ver a alguien salir por la puerta grande, irremediablemente pienso en lo que ha tenido que pasar para tomar la decisión. ¿Qué no le gustó? O si hay algo mejor allá afuera, ¿por qué no lo encuentra aquí? Quizá es absurdo, pero definitivamente tengo que preguntármelo. ¿Cómo lo enfrentan las empresas? No puedes retener a nadie – claro está – y tampoco puedes esperar mucho si tu oferta de crecimiento no es atractiva para el equipo. Siempre va a llegar un punto en el que la gente- sin importar si es de confianza o veterana – va a querer más. Y si no, entonces estamos hablando de zonas de confort enormes, que no producen mas que parásitos de escritorio. Hace poco leí un artículo que puntualiza las razones por las que los creativos se van de una agencia. Un poco rudo, pero con una realidad palpable hoy más que nunca. Rescato tres cosas:
- La gente que trabaja, genera y ejecuta las ideas en las agencias, se está dando cuenta de que pueden cosechar el premio y recibir el reconocimiento ellos mismos, no bajo el nombre de alguien más.
- Las marcas empiezan a desarrollar sus propios equipos de trabajo y áreas especializadas para que todo sea ‘in-house’: inmediato y mucho más barato.
- Las agencias ofrecen vacantes en las que prometen cosas que no se cumplen.
El artículo me pareció una especie de ‘Revolución del creativo’ nada descabellada, pero habría que indagar más, analizar más y entender lo más posible cómo es la dinámica en la industria actualmente. La palabra innovación está en todos los cuadros de misión y visión de las agencias, y los objetivos siguen estando claros: facturar más, ampliar la cartera de clientes y exprimir la tecnología hasta la última gota. Pero cara al equipo de trabajo, ¿qué es lo que determina el éxito en una agencia? ¿Qué es lo que la hace atractiva? Me queda claro que no son los casos de éxito. Las marcas crecen y ganan premios que exhiben en las vitrinas de sus corporativos, pero eso es solo la punta del iceberg. Una agencia, al final también es una marca y debe venderse exactamente igual, sin olvidar su cartera de clientes interna, las personas que hacen que las cosas sucedan todos los días. No puede – ni debe – crecer aisladamente de su propio equipo de trabajo. Porque créanme, esa filosofía de ‘crecemos juntos’ no siempre es real. Sospecho que va a llegar el momento en el que no solo las marcas van a determinar el estatus de una agencia, también lo hará su plantilla. Y si en esos cuadros colgados se enmarca una postura a favor del desarrollo de talentos y ofertas de crecimiento atractivas, tal vez no se quede con todo y para siempre, pero genera lealtad, confianza, credibilidad dentro de la industria y sobre todo equipos de trabajo estables y mucho más productivos. ¿Qué opinan ustedes? Me encantaría conocer su punto de vista como agencias y colaboradores. Gracias por leer. AUTOR Mafer Rodríguez Mujer tapatía. Comunicóloga de carrera. Soy una retro de la literatura: no me gustan los libros en línea y todavía prefiero escribir en papel. El café: cargado y diario. Soy del gremio de los apasionados que todavía creen en algo mejor de lo que hay. Tengo mucha curiosidad y eso me mantiene proactiva y en una constante búsqueda. Aprender y compartir, creo que eso es la vida. Imagen cortesía iStock
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