Todo es risas y diversión hasta que por fin te conviertes en publicista, terminas de estudiar una carrera de ensueño, te esmeras por ser el mejor de las clases, el más creativo, quien tiene las mejores ideas, estudias con la idea de ser un súper publicistacopy-creativo-planner-estratega-tipodelostintos y crees que tu futuro será la octava maravilla. Te haces a la idea de cómo llevar tu fama a lo Don Drapper, porque sí, vas a ser quien saque la cara por tu familia y que además, pueda ir con tatuajes a su trabajo. Es el trabajo perfecto, ¿no? ¡¿No?! Bueno, cuando estamos estudiando idealizamos el mundo laboral, por lo general, un profesor nunca nos grita “¿¡QUÉ ES ESA MIERDA QUE ME ESTÁS PRESENTANDO!?” así que por supuesto, no lo visualizamos en un futuro. Pero, ¿qué nos pasa cuando esa ilusión se despedaza, a medida que vamos descubriendo cómo es realmente nuestro medio? Vamos, no es mentira para ninguno, nos desempeñamos en un medio hostil comandado por los egos, donde quien no trasnocha no gana un premio y quien no gana un premio, sencillamente no es nadie. A veces, hasta el dinero pasa a un segundo plano. ¿Dónde fue a parar el “mamá, yo quiero ser publicista, lo mío es la creatividad”, cuando un bloqueo nos hace querer estallar la pantalla de nuestro ordenador contra la pared de la oficina? Tengo la respuesta: repentinamente fue a parar a la mierda. Porque nunca en la universidad nos dijeron: “oiga, sea paciente, que posiblemente y si usted elige ser creativo, el 99.9% de sus jefes van a ser la real y completa mierda” o el “ey pelado, si usted se queja por trasnochar haciendo la tesis, de una vez cambie de carrera”. No. Como dice mi adorado Grupo Niche, nos pintaron pajaritos en el aire. Pero no todo está tan mal, ¿saben? Nunca me dijeron que ser creativo era tan difícil, pero tampoco me dijeron que iba a ser fácil. Nunca me dijeron que los egos eran tan fuertes, pero tampoco me explicaron qué se siente ser felicitado por alguien que ha ganado más de 20 Cannes. Nunca me dijeron que posiblemente iba a odiar mi trabajo, pero tampoco me contaron que, lo más posible era que volviera a sus brazos. Porque este trabajo, el de ser creativo es el que más duro nos da, el que más lágrimas nos saca pero el que también, a veces en lo más profundo de nuestro corazón, es lo que más amamos. Y no, tampoco me dijeron que lo iba a amar tanto. AUTOR María Alejandra Maya (o Fresa) Copy, dibujante amateur, por poco poeta y romántica hasta el tuétano. Soy zurda, caleña, comedora de mango biche, y por lo general, siempre estoy escribiendo más de lo que estoy hablando. Imagen cortesía de iStock
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