Llevo meses queriendo escribir acerca de esta película; no porque sea mi favorita, ni porque crea que es la mejor. A decir verdad, creo que para muchos pasó desapercibida o no fue de su agrado y puedo entenderlo. Her fue un filme que se caracterizó por ser sumamente diferente a lo que estamos acostumbrados a ver y es por eso, que me pareció fantásticamente atractiva. El dulce toque de la dirección de arte Hay tantas cosas en las que acertó Spike Jonze en este proyecto y quisiera empezar hablando acerca de la dirección de arte tan impecable que nos mostró a lo largo de dos horas de película. A pesar de que el filme habla de una “vida futurista”, todo en ella tiene un tinte muy agradable. No te muestra un futuro gris y frío como generalmente estamos acostumbrados a ver, sino que te invita a un mundo con colores sumamente cálidos, espacios amplios y exteriores tan iluminados que te hacen sentir paz al pensar en cómo podría ser nuestra vida en un futuro. Her te deja un sabor de boca dulce y no sabemos por qué; ésa es la magia de la dirección de arte, el de transportarte al lugar y hacerte sentir como si fueras parte de él. Una película que habla del amor pero no es de amor Quien te diga que Her es una película romántica, te está mintiendo. En mi opinión, este es un filme que en realidad te enseña cómo el amor se puede manifestar de tantas formas, de cómo la soledad puede consumirte a tal punto y que sólo somos entes tratando de encontrarnos y en el intento desesperado, buscamos cualquier camino que nos lleve a ese lugar. Es por eso que tal vez muchos ven extraño o incluso enfermo, el hecho de que un hombre se enamora de su sistema operativo. Pero en realidad no es de eso de lo que trata la película. El tema central no es este fenómeno, sino la necesidad en la que caemos por sentirnos solos, por buscar a alguien que nos escuche o a quién escuchar. Her simplemente te explica que en ese intento desesperado, ese alguien puede convertirse en algo y no es tan raro como podríamos pensar, porque al final sólo somos humanos tratando de llenar vacíos en el corazón. ¿El amor acaba? Creo que todos nos hemos preguntado eso en algún momento de nuestra vida, independientemente de si José José nos ha implantado la duda. En mi opinión, no creo que las cosas acaben, sino que simplemente cambian. «La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma» dice la frase, y creo que las personas somos energía, y por lo tanto, cambiamos. El ser humano tiene la capacidad de transformarse según las circunstancias. El problema ocurre cuando las personas pasan mucho tiempo cerca de nosotros y perciben estos cambios. Sería injusto decir, que siempre nos va a terminar gustando las nuevas versiones de los que nos rodean. Me gusta ejemplificar este suceso como lo que sucede con las actualizaciones que existen de celulares. Todas se hacen para corregir «errores» anteriores pero eso no significa que nos guste más el resultado que lo que teníamos antes. Eso creo que fue lo que le pasó al protagonista con su antigua pareja. Sólo cambiaron y no pudieron continuar. El futuro no tan futuro Después de todo, Her nos muestra un futuro que no se sabe qué tan lejos se encuentra del nuestro y ni siquiera sabemos si llegaremos a ese punto. En mi opinión, creo que poco a poco nos alejamos más de los humanos y nos conectamos más con los dispositivos. Triste pero cierto, poco a poco nos acercamos más a ese punto. Al final del día, seguimos necesitando de ese cariño y cercanía emocional, de nosotros depende el decidir en dónde encontrarlo. Independientemente de lo extraño que pueda ser, Her es de esas películas que te dejan reflexionando acerca de diferentes temas y que de alguna u otra forma te encuentras identificado con ciertas cuestiones que en ella aparecen. Con un guión desgarrador dignamente merecedor del Oscar y una increíble dirección de arte, Her es de esas películas que quedan grabadas en tu memoria por lo disparatadamente ciertas que pueden llegar a ser.
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