Mi proceso para conocer esta carrera comenzó así: primero, gracias a esas casualidades de la vida, di con un libro (el cual más adelante se convertiría en mi favorito) en el que uno de sus protagonistas era copy. Sí, un copy. En ese entonces yo estudiaba en el colegio y me preocupaba más cómo copiar la tarea de química que revisarían al otro día que por mi futuro profesional, pero la esencia de ese personaje me cautivó tanto que quise averiguar más. Con la inocencia de la incipiente juventud y el intento de malicia con el que se marchaba mi pubertad, empecé a conocer un mundo diferente al de mis papás, al de mis amigas, al de mi pequeño entorno, y me adentré, poco a poco y con gran timidez, en esta carrera que además de ser una profesión, se convirtió en mi estilo de vida. Y ahí empieza la racha: mi primer NO. “- Mamá, hermanos, es que yo creo que quiero ser publicista. – ¿Y eso para qué? Mejor estudie periodismo, a usted que le gusta escribir, pero publicidad NO.” Un no que sinceramente, fue fácil de sobrellevar. Mi espíritu rebelde y ansioso por crecer solo quería una cosa y estaba a punto de dar el primer paso. Mi historia académica es corta y poco interesante, claramente recibí muchos NO, de profesores, compañeros y en entrevistas de trabajo para comenzar mi práctica, pero, además de recibir esa negación, frustrante ante todo, pude convertirla en mi punta de lanza para seguir intentando, para encontrar por fin un sí entre tantos no. Finalmente, al conocer el verdadero mundo creativo y permitirme saberme como copy en una agencia de publicidad… pues no, la lluvia de «nos» no cesó. Me di cuenta que el entusiasmo de un junior no es paraguas para detener las tormentas de negación, pero sí es una capa lo suficientemente resistente como para no dejarnos abrumar por la frustración. Aprendí a tomar el no más como reto que como imposición y entendí que para lograr un sí definitivo, la mayoría de veces tenemos que sobrepasar un camino tortuoso, muchas veces carente de una motivación externa y sobre todo, completamente agotador. Me di cuenta que los publicistas recibimos un no cada día, tanto como del destino como de nuestros directores, clientes y hasta mismos compañeros, pero muchos de nosotros, los que nos apasionamos y no nos rendimos, aprendimos a convertir todos esos «no», desde el que nos dijeron nuestros padres hasta el último que hace pocas horas nos dijo nuestro jefe, en un verdadero reto para ser mejores cada día. Así que por qué no alzamos la copa, las órdenes de producción y todas las ideas que tengamos en la mente y brindemos por tantos NO que definitivamente, NO nos impidieron creer que podíamos lograrlo. AUTOR María Alejandra Maya (Fresa) @Tomattico Copy, dibujante amateur, por poco poeta y romántica hasta el tuétano. Soy zurda, caleña, comedora de mango biche, y por lo general, siempre estoy escribiendo más de lo que estoy hablando.
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