De inicio la creatividad es una experiencia, es una forma original de resolver situaciones cotidianas, o en nuestro caso, proyectos de diseño -o proyectos creativos- pero, ¿dónde surge la experiencia? Comienza adoptando un pensamiento lateral, divergente. Un pensamiento flexible al aprendizaje constante. Sigue un camino de reflexión, contemplación y análisis para llegar al final a la acción o creación tangible de nuestra solución creativa. Todo ese largo trecho y cada transición por la que se atraviesa, se llama experiencia. Cada etapa conlleva su propia complejidad, su propia madurez. Si bien, la creatividad es un modo inteligente de responder a las actividades cotidianas y es una forma evidente de curiosidad… entonces, queda claro que es una habilidad muy personal que se puede ejercitar y controlar. Podemos ejercitar nuestro “elemento”, talento o intelecto para ser más hábiles, podemos pulirlo para perfeccionarlo o llevarlo al siguiente nivel. Y esa es la primera experiencia de la creatividad: la práctica. En la práctica existe el riesgo de equivocarse, pero justo de los errores llega el verdadero aprendizaje y surge la siguiente fase: el control. Cuando no hay práctica puede existir temor, miedo, etc. pero si persiste la constancia (o el pensamiento lateral) es más fácil controlar cualquier actividad o problema que requiera resolverse puesto que conectamos, relacionamos mejor y percibimos de forma más clara. Ahora bien, la fase del control puede mantenerse de muchas maneras: buscando, investigando, leyendo, experimentando, contestándonos, cambiando de preguntas, cambiando de objetivos. Esta experiencia significa ver lo que nadie ve, para finalmente hacer que lo vean. Direccionar e innovar nuestro “elemento”. Puede entenderse como el apasionamiento de nuestra área. Y finalmente, la última parte de la experiencia creativa es, la motivación de los demás (nuestro target). Una vez tangible la solución o proyecto que se estuvo trabajando, lo que se busca es cubrir o motivar una necesidad específica. La motivación acciona una respuesta de aceptación o rechazo según los objetivos. Esta fase significa saber cómo llegar a ese motivo, discurso o convencimiento, ¡claro!, también nos enseña a descubrir si en realidad fue la mejor solución y por qué. Todo este camino andado por la experiencia creativa nos deja un gran bagaje para conocernos como individuos y como dieñadores. Ustedes, ¿qué opinan? Imagen cortesía de iStock
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