Durante mi carrera profesional y por diferentes funciones, me ha tocado siempre trabajar con diseñadores, principalmente gráficos. Primero decir que son indispensables en el mundo del marketing. Sin su creatividad y apoyo, no existirían los productos ni las marcas, no tendrían personalidad propia, no se podría vender prácticamente nada. Tanto en las industrias de productos de consumo como en los servicios o en las de B2B, le dan vida a los negocios. Sin el lenguaje gráfico no habría diferencias, no habría ventajas, no habría variedad, no habría diversión. En el caso de los diseñadores free lance vs. las agencias deben saber sus ventajas competitivas, que no son solamente una cuestión de precio, sino también la flexibilidad y la posibilidad de tener una comunicación directa. Contratar un despacho tiene las ventajas de que hay más formalidad y pueden responder de mejor forma por sus diseñadores, pero finalmente agregan costo y burocracia al proceso. Por lo mismo, creo que en un freelance ideal son muy deseables las siguientes características: Flexibilidad: estar dispuestos a hacer los cambios suficientes hasta la satisfacción total del cliente, idealmente no cobrar por cada punto o coma extra que se agregue, entiendo que a veces los clientes son difíciles y parece que estarán eternamente haciendo cambios, pero hay que encontrar un punto medio de acuerdo para hacer cierto número de modificaciones a la propuesta original, o hasta cierto tiempo, o lo que me funcionaba a mí era que una vez que se entregaba un diseño en alta y editable, se daba por terminado y modificaciones sobre éste ya contaban como nuevo diseño. Algo justo para todos. Sobre todo si es un cliente que te da volumen. Disponibilidad. No hay nada más frustrante que necesitar con urgencia un diseño y no poder localizar al diseñador. Sé que a veces los clientes son muy demandantes, pero un diseñador que está disponible en el celular, el whatsapp, el skype y el messenger, es como un ángel que está ahí para sacarte de una bronca cuando más lo necesitas. Buena ortografía: esta habilidad es indispensable, poder confiar en que tu diseñador propondrá frases correctas y no te hará pasar un trago amargo en alguna situación es básico. Estar corrigiendo errores de ortografía es desgastante y hay siempre la inseguridad de que se te haya «ido» alguno. Recomiendo que en tu portafolio, la ortografía sea impecable, así como en tus mails y presentaciones. No sabes a quién va a dar todo eso que tú presentas y escribes, muchas veces a directores o clientes importantes. Proactividad: también sé que hay estilos de clientes, quienes te piden literal los elementos y textos y quienes lo dejan todo abierto para que propongas. Pero si tienes creatividad y capacidad de síntesis y crees que una frase queda mejor de alguna manera, es muy valorado que hagas propuestas y adaptaciones. Desespera un poco quienes quieren la explicación exactamente de donde se quieren los elementos y el texto literal, se espera que el diseñador aporte un poco ‘de su cosecha’ para transmitir lo que se desea. Preparación. La experiencia y tu misma carrera crecerán más si te capacitas en diferentes rubros, un diseñador que tiene bases de inglés o conoce de materiales y procesos de impresión, estará mucho mejor ‘rankeado’ en el medio. Bases de marketing, comunicación o estrategia le darán un plus a tus creaciones. Curiosidad: sí preguntas un poco más allá de la instrucción y comprendes cuál es el objetivo o el uso del material que estas diseñando, podrás hacer algo mucho más ad hoc a lo que se necesita y estarán todos en el mismo canal. También es bueno que te involucres con el proceso que llevará el diseño en un futuro, si se va a imprimir o a publicar en línea, entonces el manejo de los colores y las dimensiones debería ser diferente. Sí preguntas, tus clientes se irán acostumbrando a explicarte el origen de la idea o las implicaciones que tendrá tu diseño en el mundo real y puedes ayudarlos más desde la creación del diseño. Organización: es muy importante que un diseñador sea ordenado, que sepa dónde y cómo tiene sus archivos para poderlos buscar de diferente manera cuando el cliente quiera recuperar algo del pasado o se decida por una versión anterior a los últimos cambios. Deberías tener respaldos de todos los trabajos que has hecho y tenerlos separados por cliente y dentro de éste por marca, campaña y/o producto. Aunque parecen obvias, creo que estas características y hábitos pueden hacer una gran diferencia al momento de elegir diseñador, como en todo la competencia está dura y hay que evolucionar y adaptarse para poder crecer y -porque no- cotizarse cada vez mejor. Mucho éxito en el mundo del diseño. Imagen cortesía de iStock
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