“La creatividad es mejor arma que la inteligencia” – mi papá, y alguna que otra serie de televisión. En el texto de Fernando Trias de Bes, titulado “La reconquista de la creatividad” menciona algunos puntos en los que se demuestra que la creatividad se encuentra de manera natural en el consciente del ser humano, de todo ser vivo, nacemos con ella. Se hace hincapié en la notable pérdida de creatividad en las personas que experimentan cierto aislamiento, es decir, las personas que no conviven mucho con otras, no adquieren los niveles más altos en cuanto a creatividad se refiere. Sin duda, la creatividad es más que un concepto que compartimos con los demás habitantes del planeta tierra, una palabra que conlleva a un atributo mayor. Pero últimamente la creatividad ha tomado mayor relevancia cuando la misma sociedad le dio un título de puesto y un sueldo ‘con base en sus aptitudes’ e incluso nacen, las agencias creativas. ¿Realmente podemos calificar a un creativo? Es decir, ¿qué es lo que debemos tomar en cuenta para poder discernir entre una persona creativa y otra que no lo es? ¿Cómo sabemos que no lo es? Muchos diseñadores podrían considerarse mejores creativos que su director creativo… la directriz es cuestionada en múltiples ocasiones incluso, en áreas fuera del diseño. Recuerdo muy bien la primera vez que conocí a uno de estos entes con puesto de adjetivo, y a mi punto de vista, no se me hacía nada creativo. Al pobre le volaba la cabeza con cosas irreales e incluso, se permitía copiar (adjudicándole esto a su imaginación) algunas estrategias de conocidas marcas para aplicarlas a un producto totalmente diferente. Sin embargo, el problema no era que esta persona fuera buena o no, el problema es que todos tenemos un concepto completamente diferente en cuanto a ser creativo se refiere. Un niño que puede crear un monstruo de plastilina sin basarse en otro, es creativo. Un diseñador que direcciona la campaña visual hacia un punto específico y logra el éxito, es creativo. Y es que, muchos unen este concepto de la creatividad como una habilidad innata que tenemos pata desarrollar y ejecutar una idea, pero otros más, la entienden como una mera capacidad para pensar de una manera fuera de lo común, para lograr ideas originales sobre cómo solucionar alguna situación. Para mí, la creatividad siempre ha sido la capacidad de ingenio elevada a su máxima potencia, algo así como ‘poner a girar la ardilla’. Existen además, muchas estrategias específicas para no dejar morir la creatividad, como no estar pegado al internet o tratar de dedicar horarios a generar ideas de autoría, pero eso, es otro tema. Tal vez no debamos poner etiquetas a un adjetivo que todos los seres humanos aplicamos en algún momento de nuestra vida, desde el cómo abrir la puerta de la casa cuando me he quedado sin llaves, hasta una idea en el trabajo para cierto cliente… O ¿Ustedes sin puesto no se consideran creativos? Imagen cortesía de iStock
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