Un chico se acerca a otro en una plaza y le dice: «Tengo una idea». Y no le cuenta un cuento, le propone hacer algo. Le propone una acción. Divertida. Para hacer juntos. Donde los dos aportan. Esa idea crece porque otros chicos de la plaza ven a estos dos que se la están pasando bomba, y les piden: «¿Podemos jugar?». «Por supuesto», le contestan, sabiendo por la experiencia de haber jugado mucho, que el juego se hace más divertido cuanta más gente participa. Tener una idea es HACER ALGO, no es contar un cuento. Si contás un cuento, la gente se siente y, en el mejor de los casos, te escucha, pero NO PARTICIPA. Has convertido a tu audiencia en espectadores, en lugar de participantes. Desde siempre, tener una idea es proponer una acción participativa; desde que jugábamos de chiquitos en la plaza. Mucho antes de que esta industria de la comunicación en medios comprados nos mal-enseñara. Tener una idea es hacer algo. Una vez que lo hagas, podés contar después todos los cuentos que quieras.
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