Luego de crear un anuncio e implementar la ejecución del mismo, pensamos que el consumidor está atento a recibir el mensaje que le hemos preparado, también aspiramos a impactar su corazón y mente con efectividad, y mantener el “top of mind” que tanto hemos deseado. Lamentablemente, esto ya no sucede en pleno siglo XXI. Nos estamos acercando a la era donde el consumidor decide que comprar, cómo y dónde hacerlo, por consecuencia también decidirá sobre el futuro de las marcas. Es muy notorio que la masa del consumismo esté evolucionando, adyacente a esta evolución consumista, un nuevo despertar racional lo acompaña, quitando todo aquello que no le brinde satisfacción y que desee crear un beneficio en una sola vía. “El consumidor no es tonto, ya evolucionó”. Tras esta evolución se encuentra el auge tecnológico, que permite analizar las bondades que la marca ofrece y también poder estudiar a la competencia en un solo instante. Los consumidores han adquirido un carácter crítico para poder decidir sobre qué comprar y qué le dará mayor beneficio. Las personas ya no creen más en la marca Las marcas han olvidado empatizar sus intereses junto al bienestar del consumidor apegado a la realidad. El consumidor está cansado de tantas promesas que quedan en el vacío, no encuentra un beneficio mutuo cuando se habla de fidelidad. Una actitud defensiva, es la que las personas han tomado ante cualquier eventualidad publicitaria, evitan ser bombardeados por mensajes subversivos para cambiar sus acciones de compra. Los bloqueos publicitarios por parte del target en los medios masivos, van desde cambiar el canal de televisión mientras hay comerciales, sintonizar otra radio, ignorar las páginas impresas, hasta algo tan innovador como buscar aplicaciones para smartphones o complementos para navegadores, que evitan ser llenados de tanta publicidad sin sentido. La publicidad se ha vuelto tan invasiva que ha violado la privacidad de las personas. Ellas desean saber todo sobre el target, desde hábitos de consumo, actividades diarias, amigos, hasta la interacción en la redes sociales y sitios web. El director de planeación estratégica para Latinoamérica JWT PR, Luis Pedro Toledo afirma que: “el 22.7 de los consumidores están bloqueando todo tipo de anuncios en la diversidad de medios existentes”. Los consumidores se sienten acosados por todo un enjambre de anuncios buscando el mismo fin; el consumo. Ante el inminente florecimiento de marcas nuevas, que buscan establecerse dentro de una categoría, el número de anuncio se eleva sin medida alguna. Los mensajes van y vienen en una anarquía que ni el consumidor puede controlar, donde la única solución es ignorarlos, a todos. El consumidor prefiere hacer a un lado estos mensajes por la sencilla razón de haber tenido una experiencia no grata con la marca, porque el anuncio no llenas sus expectativas, porque no cubre su necesidad, porque el producto o servicio no es bueno, o simplemente porque es demasiada información para ser retenida por su memoria temporal. Estudios revelan que las personas están expuestas alrededor de 3,000 anuncios por día, significa que en la actualidad las personas muy pocas veces pueden recordad los anuncios que ven. El “engagement” entre consumidor y marca se está perdiendo, por la disputa entre marcas por ser los reyes del mercado. Beneficio por beneficio Las marcas han olvidado que los clientes no las consideran el centro de su vida, puesto que tratan de imponer sus mensajes a cualquier manera. Las personas tienen algo mucho más importante que hacer, más que sentarse a ver o escuchar anuncios que poco le beneficien. El mundo del mercadeo y publicidad es un juego de intercambios, donde unos ofrecen productos o servicios y otros proveen el consumo. Si el consumidor busca beneficio y la marca no se lo brinda, entonces, buscará en otra marca, sencillo. La fidelidad del target se está perdiendo porque ambos intereses no hacen el “match” perfecto. Ahora, ¿Qué es lo que el consumidor necesita? él, no necesita productos o servicios, tampoco aspira a establecer una fidelidad, verdaderamente lo que necesita, es que la marca haga algo por su vida. Beneficio por beneficio, es lo que las marcas necesitan para proliferar en el mercado. “Las marcas deberían de hacer cosas que hagan que las personas tengan una mejor vida”, según Luis Pedro Toledo. El beneficio constante otorga un plus y mantiene el alto, el consumidor se identifica y se siente importante para la marca, hacen que tenga una mejor experiencia de vida. Las estrategias de marketing y publicidad deben ser objetivas, sustentables y dirigidas al consumidor como una prueba de importancia por preferencia de producto o servicio. Ahora, gracias a la tecnología, las personas tienen la capacidad de observar, analizar, comparar y elegir la mayor rentabilidad posible, todo esto en unos cuantos segundos. El experto en branding Wally Olins dirime: “un consumidor exige claridad y autenticidad porque le importa lo que las marcas le aportan a su vida diaria.” Concluyendo, las marcas deben dejar de ser sólo productos y servicios, deben ser parte de la vida del consumidor para que éste lo estime y tenga importancia sobre cualquier otra. La fidelidad no se construye con regalos o descuentos, sino con acciones trascendentales en la vida de las personas. Las marcas deben aspirar al beneficio a cambio de fidelidad. Imagen por iStock
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