Todos los seres humanos mantenemos ciertos apegos desde niños. El vínculo que creamos desde que estamos en la panza de mamá nos hace sentir una seguridad incomparable. ¿Se imaginan la fuerza de ese vínculo para que muchos, incluso ya de adultos, podamos aun sentirnos en completa felicidad? El universo es tan fascinante que no solo los seres humanos somos dignos de esta sensación, también los animales pasan por esta etapa de fortalecimiento, para posteriormente salir al mundo a sobrevivir y justo es lo que nos sucede a nosotros. Crecemos y ese apego se va diluyendo como sal en el agua, aunque pensemos que no necesitamos de nadie, sigue presente, solo que llega un momento en que comienza a transmutar a algo más. El apego es un vínculo afectivo o un enlace entre un individuo y una figura que funge como protector. Entre adultos se puede llegar a crear éste vínculo, pero en temas de desarrollo humano se ha visto que el vínculo entre un niño y un adulto es fundamental para su desarrollo físico, social y emocional. Es el culpable de que mantengamos todo el tiempo ese vínculo emocional con todo lo que nos rodea, es quien nos conduce ante la vida para tomar decisiones pues todas las emociones que se acumulan de experiencias previas fijan valores antes las opciones que se nos presentan. La teoría la dicta el neurólogo Antonio Damasio en su libro “El Error de Descartes” editado en 1994 dónde recalca la hipótesis de la huella somática, un mecanismo mediante el cual las emociones guían (o sesgan) el comportamiento y la toma de decisiones, y que postula que la racionalidad requiere una aportación emocional. Ahora bien, tomando en cuenta ésta teoría, suena lógico hacia dónde se van colocando algunas marcas para llegar a su público mediante el Marketing Emocional. La función es entablar relaciones a largo plazo entre consumidor y marca, y para crear un vínculo, reforzarlo y mantenerlo necesitamos tomar en cuenta los siguientes puntos:
- No basta con tener una marca innovadora que evoluciona al mismo ritmo que las necesidades de los consumidores. Se necesita una marca con personalidad, que logre crear vínculos de manera orgánica en cada uno de sus canales de comunicación.
- ¡OJO! Las redes sociales humanizan marcas. Al abrir canales de comunicación directa hacen más real la experiencia, sensibilizan y logra incrementar la confianza, aunque muchas veces por el mal manejo de éste medio se vuelve casi un verdugo.
- Hay que lograr que nuestra comunicación conecte a nivel sensorial. Generar sentimientos y emociones positivas en nuestro consumidor activará una interacción favorable para la marca.
- Ponte del lado de los compradores. Se empático con tu consumidor y recibe el mismo mensaje ¿Es justo el sentimiento que deseas generarle?
Hay muchas marcas que ya están tocando esta línea, algunas gracias a su posicionamiento en el mercado les permite subir año con año el porcentaje de inversión anual para publicidad en contenido meramente emocional; sin embargo, sin pánico y con poco presupuesto, algunas otras también han logrado entrarle al ruedo con buenos resultados. En marzo Roastbrief publicó Publicidad emocional, estrategias que venden y muestra algunos ejemplos de marcas que están creando éste vínculo con su consumidor. Coca-Cola, por ejemplo, ha logrado ya ese apego emocional en la mayoría de su comunicación, mantiene tal apego que para muchos mexicanos el sentimiento de haber tenido un día complicado se puede solucionar con una simple frase “Ya nos merecemos una coca bien fría ¿no?”. ¿Qué marca te da esa felicidad? ¿Con cuál te has enganchado como bebé orangután? Imagen cortesía de iStock
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