Cuando empiezas un proyecto por tu cuenta (llámese Agencia) se convierte en un reto personal. Son tus ideales, es querer hacer las cosas como siempre habías querido (aunque después te das cuenta que se hacían de cierta forma por determinadas razones). Todo fluye hasta que un día te das cuenta que no puedes hacerlo todo solo. Se viene el paso de contratar personal. Yo lo veo como un equipo de fútbol, donde cada posición debe estar cubierta por talento. Y claro, como en el fútbol, si quieres a alguien experimentado, te costará. ¿Vamos a vender lo suficiente como para pagarle a nuestras estrellas? Sólo hay dos opciones, o te conviertes en el Real Madrid y te traes a los mejores books disponibles, o te vuelves los Pumas de los 80´s y 90´s y trabajas con jóvenes de la cantera. Si vamos iniciando, no hay mucho qué pensar: ¡Que comiencen las entrevistas con los recién egresados! Desde ahí comienza la inversión, pues hay que llevarlos de la mano para lograr los resultados que esperamos. Seguro también tendremos que gastar en cursos de actualización, seminarios y errores; eso sin mencionar el riesgo de que una vez que estén bien preparados, podrían migrar a otra agencia. Como toda inversión, todo tiene un riesgo. Sin embargo, también está la otra cara de la moneda: un equipo preparado, agradecido y con la camisa bien puesta para que crezcamos todos juntos. Lograr eso, nos permitirá contar con un equipo leal, sólido, y que deje todo en la cancha en cada proyecto. Imagen cortesía de iSotck
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