Como publicistas, muchas veces vemos dos escenarios extremos: uno donde no cobramos ni ajustes, ni vueltas, ni reuniones. Y otro, donde queremos que cada llamada nos genere ingreso. Es necesario ser coherente. Debemos de tener en cuenta que como todo negocio, al menos las primeras juntas o vueltas, son una inversión. La oportunidad de presentarnos ante un prospecto y hablar de un posible proyecto, nunca es una pérdida de tiempo. Al final del día hacemos branding, y precisamente ése es el escenario ideal para poder cerrar una venta. El sentido común nos puede ir ayudando a establecer los límites. Por ejemplo, si el cliente es pequeño y nos quiere poner a prueba, nos está dando señales de cómo es, ¿no?, o si nos cita a una tercera junta para seguir platicando del proyecto pero no se inicia nada, también nos está dando una pista de cómo será trabajar con él. Una vez que decidimos iniciar un proyecto, es necesario cotizar bien, y por “cotizar bien” no me refiero a “caro” precisamente, sino a, ahora sí, abrir un hermoso excel y saber cuántas horas le vamos a dedicar. Creatividad y diseño son los protagonistas de siempre, pero no hay que olvidar el tiempo invertido en ajustes, más ajustes, llamadas, juntas, y otros últimos ajustes. Normalmente en nuestra cotización esos rubros no se señalan, sería un suicidio. Pero sí es conveniente que nosotros tengamos un listado de costos internos. De allí será mucho más fácil establecer una utilidad sin salir perdiendo. No hay reglas establecidas, pero la práctica nos hará ir aprendiendo siempre y cuando tengamos en cada proyecto un registro de lo que se invirtió y lo que se cobró. Los números no mienten. Imagen cortesía de iStock
Comentarios