Hace poco tuve una reunión de ex compañeros de la secundaria. La charla fue amena y cada uno empezó a hablar sobre lo que había sido de su vida en el ámbito profesional. Dentro de un grupo de casi 20 personas era el único que se había dedicado a la publicidad. Su reacción inicial fue como que si les dijera que me convertí en un artista bohemio lleno de lujos. Y al verme rodeado de ingenieros y doctores yo creí que alguno sabía algo más de mi profesión pero me equivoque. No tenían una idea clara de lo que era realmente ser publicista, pensaban que salía con modelos, viajaba como loco, y comía en los mejores restaurantes de la ciudad las 3 comidas del día y que mi salario era una suma altamente superior, pero no. Creo que fue decepcionante para algunos describirles un día normal de trabajo, mientras que para otros les pareció ‘sacrificado’. Dedicar más de 9 horas diarias a un empleo es duro pero también te puede entregar muchas satisfacciones personales y profesionales. La publicidad que nos hacen a los publicistas no siempre es real. No estamos en esta profesión a lo ”MadMen”, donde el licor y los lujos no son parte del día a día. Somos personas comunes y corrientes, con familias, novias, esposas, hijos, deudas, rutinas y todo lo que los seres humanos tenemos como parte de nuestro diario vivir. La publicidad es una profesión competitiva más cuando el talento y la oportunidad limita las plazas laborales para poder vivir de las ideas. Pero todo sacrificio trae recompensas que siempre son acompañadas con metas a corto y largo plazo como en toda profesión. Por lo que intentando ser lo más realista posible comparto con ustedes algunos puntos de la realidad de la vida del publicista:
- No estamos forrados de dinero: La publicidad es una de las industrias que más dinero generan alrededor del mundo, pero no todo va a nuestros bolsillos. Ese dinero es inversión, que se maneja en medios y producción. Dejando una mínimo porcentaje de ganancia cuando eres parte de una agencia, en la que la experiencia y la dedicación influye en el salario, a menos que seas el dueño.
- No viajamos siempre: Así seas el director creativo o gerente de una agencia, no siempre viajas. Los viajes son por trabajo, y sea por producir un comercial, una reunión con un cliente o contacto con un proveedor, siempre será por trabajo. Los viajes no siempre son por placer, en el caso que viajes. De lo contrario debes responder a los pendientes que se dan en tu lugar de trabajo diario.
- No estamos siempre de fiesta: La inversión publicitaria requiere cierto tipo de participación con medios y clientes, pero es trabajo. Estar en las paginas sociales, en eventos de canales de tv y radio estaciones es parte del trabajo que el ejecutivo de medios debe realizar como parte de su trabajo. Y aunque es divertido, por lo general estos eventos están llenos de negociaciones llenas de responsabilidad.
- No todo es creatividad: Es innegable que la asociación directa de publicidad con creatividad es inmediata, pero eso es un mito. La publicidad además de ser creativa debe ser funcional, para lo que ejecutivas de cuentas deben conocer a los clientes y sus metas comunicacionales para poder entregar resultados. También la estrategia de inversión a cargo de los directores de medios, donde sus destrezas de negociación son muy importantes para los clientes.
- Los premios no son individuales: La existencia de festivales de publicidad son de las cosas que más vigencia han tenido, generando una reputación para los creativos. Pero detrás de esto existe un gran equipo de trabajo que invirtió tiempo, talento y dinero para conquistar al cliente antes de obtener un reconocimiento. Los premios son más que reputación, son resultados.
Estamos lejos de vivir como Rockstars, vivimos con una profesión llena de retos diarios que elegimos aceptándola como una forma de vida distinta, que nos llenará de satisfacción de la labor cumplida, tratando de conquistar un mercado competitivo cada vez llena de talento en todo el mundo. Imagen cortesía de iStock
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