Yo soy parte de ese 1% que nunca ha visto una película de Star Wars. Recuérdenme la progenitora ustedes, 99% restante, o compadezcanse de mí. Obviamente el dato del 1% es falso, pero tal es el furor de esta saga que aplica el refrán que reza que una mentira mil veces repetida, termina siendo verdad. Aún no se las razones por las que nunca vi una. Pero lo cierto es que hasta la fecha no ha existido el atractivo suficiente para rentar o mejor aún, para llevarme al cine a ver alguna de sus películas. Sin embargo, a pesar de mi realidad y mi poco interés en las películas, debo reconocer que la marca tiene una de las fuerzas más grandes que en mi vida de comunicólogo he podido presenciar. Tanto, que aquí estoy escribiendo sobre ella. Los miles de millones que STAR WARS ha generado, la presencia de marca, la movilización, los millones de fans en todo el mundo, de todas las edades, de todos los estratos, esto es algo extraordinario y digno de resaltar. Las redes sociales llevan meses prestando atención al tema que ha estado posicionado en los primeros lugares de las tendencias en el mundo. Los medios de comunicación en general han dedicado horas y horas a todo aquello que tenga que ver con STAR WARS, y cómo no, si existe una inmensa cantidad de seguidores, a la cual no pertenezco, que se involucran de lleno en la historia, en los personajes y en todo que tenga que ver con la marca. Estoy seguro que en algún momento de mi vida tendré que sentarme a ver alguna o todas las películas, o quizá muera y nunca lo haga, no lo sé, lo que sí es cierto es que hay una fuerza del más allá, de esa que hablan los fans de la marca, que ha estremecido el mundo, ese mundo que en estos días está contemplando con emoción la séptima entrega de la saga.
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