Nos encontramos al margen expectativo sobre el camino comunicacional de los seres humanos y de sus invenciones para desarrollar nuevas tendencias de asimilación para nuevas relaciones humanas. Y es que con el paso grotesco de la ciencia en pleno siglo XXI, se puede esperar cualquier acontecimiento e innovación para acortar el aislamiento humano y expandir los horizontes de la comunicación. El auge de los medios digitales se está haciendo notar de manera significativa, consiguiendo nuevos adeptos al consumo. La inmediatez y facilidad que brindan al usuario, se convierten en la promesa que todo consumidor desea adquirir. El día al que Einstein temía llegar; se aproxima. “Cuando la tecnología sobrepase a la humanidad, el mundo tendrá una generación de idiotas”. Actualmente, la tecnología ha apostado por simplificar la vida humana, ha tratado de convertirse en implementos indispensables para la vida. Desde la creación de la computadora hasta los dispositivos móviles, cada vez más la tecnología nos ha enamorado y alienado. Por lo tanto, si estos nuevos medios nos alejan de las prácticas de consumismo en medios convencionales; la prensa, radio y televisión muy pronto desaparecerán. Y hemos visto la evolución e integración de nuevos recursos a los dispositivos móviles. Recursos simplificados y funcionales en algo tan pequeño como los ordenadores, móviles y tablets; representados en una pantalla. El universo multipantalla día a día ocupa un lugar en algún rincón importante de nuestras vidas. Este movimiento ha despertado una nueva tendencia de ver, oír y leer los medios convencionales. La facilidad y fluidez con que se propaga la información es impresionante, no es menester que se espere el noticiero del medio día para saber el acontecer internacional. No se puede esperar tanto para recibir el periódico en el buzón, cuando se puede recibir a través de un correo electrónico o en un inbox mientras dormimos. Tampoco se puede esperar a que la emisora favorita actualice su librería musical y haga sonar los éxitos del momento, cuando se pueden escuchar álbumes musicales completos, una y otra vez; minutos después de su lanzamiento. Éste, es uno de los momentos críticos, en donde no se sabe con exactitud si el hombre crea la tecnología para ser controlada o la tecnología lo controla a él. Al igual que Einstein, el canadiense Marshall McLuhan, hizo mención sobre el posible estado crítico entre hombre y tecnología: “El medio es el mensaje” McLuhan contrasta este axioma, interpretando a los medios como “extensiones” del ser humano y a la vez como amputaciones; puesto que la tecnología llevada a la práctica sirve como una prótesis. A partir de esto se crea una dicotomía entre hombre y medios, divididos por algo tan significativo como la tecnología. Ante tan acelerado crecimiento tecnológico, las consecuencias recaen primero en los consumidores y luego en el hábito de consumo de éste hacia los clásicos medios masivos. La manera de utilizar los medios, comunicarnos e incluso de hacer las compras, está bajo una tendencia que acapara multitud de términos y funcionalidades. El uso de la prensa, radio y televisión está siendo utilizado de manera diferente a través de los dispositivos móviles. Las pantallas móviles se están dando a la tarea de hablar, conectar y comunicar de donde sea, a quien quiera y a la hora que sea, recurriendo al fenómeno del que somos partícipes, el internet. Este fenómeno, al igual que la televisión y su similares, permite informar, entretener y comunicar en cualquier espacio y tiempo; por medio de las pantallas. Un estudio reciente de Google, señala que en la actualidad el 90% de las interacciones humanas, se realizan a través de los medios proyectados en pantallas. No obstante, el tiempo dedicado a los dispositivos móviles durante todo el día, oscila en un promedio de 4.4 horas en momento de ocio. De los medios clásicos con menor vulnerabilidad a la desaparición; la televisión se encuentra en primer lugar. El móvil, el ordenador, la televisión y tablet, se encuentran comprendidos a un grupo representativo a fines de producción, conectividad y entretenimiento. Otras de las premisas de esta tendencia, reside en un consumo multipantalla. El 57% del tiempo que usamos el móvil, tendemos a utilizar una segunda pantalla. El porcentaje se eleva a un 67% mientras usamos el ordenador, un 75% con el uso de la tablet y finalmente la más afectada es la televisión con un 77%. Ahora ¿Qué sentido tendría usar la televisión si es una segunda pantalla? Los datos también migran y se integran a los nuevos medios y dispositivos. El contenido transmitido por medio de la televisión, ya puede ser vistos a través del móvil y otras multipantallas. Esto, revela que la agonía de la televisión por sobrevivir y los otros medios masivos, está afectando su existencia. La innovación debe ir al frente de cualquier propuesta comunicacional, implicando la creación de nuevos medios para difundir el mensaje. Sin innovación no existiría la proliferación de nuevos medios. Acaso ¿es necesario que mueran los medios convencionales para transmitir de mejor manera el mensaje? ¿será necesario enterrar los aportes de “Gutenberg” para que reine “Zuckerberg”? Las respuestas de estos cuestionamientos tendrán que ser develados a cabalidad según el flujo de tiempo, lo que, si ya sabemos, es que los dispositivos móviles van con paso firme en la escala del consumo humano, pronto se apoderarán del mercado y posiblemente de nosotros. No sé a cabalidad si somos consumidores de tecnología o la tecnología nos consume a nosotros. De lo que si estoy seguro es que: “el mal uso de la tecnología nos acerca a los lejanos y aleja a los cercanos”. Imagen cortesía de iStock
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