¡La radio está buenísima, no cambien nunca! ¡Gracias por ser como eres; no cambies!… La dolorosa noticia de la muerte de David Bowie –artista que admiro y fiel acompañante de mi vida–, provocó en mí una reflexión que comparto con ustedes. ¿Qué hubiera sucedido si Bowie hubiese hecho caso al radial y adolescente precepto?, ¿cuántos acontecimientos no hubiéramos conocido si, acaso, El Duque Blanco, no hubiese cambiado? ¿Qué hubiera pasado? Lo sé, son suposiciones imposibles de saber. Por suerte, la historia juega a nuestro favor. Bowie es, fue y será un verdadero hacedor. Estoy convencido de eso. Definitivamente. Cuando pienso en hacedores la imagen que proyecto es de personas que creen en el cambio. El diccionario indica que hacedor es alguien que hace, causa o ejecuta algo. Individuos que consideran a la creatividad como una buena idea. Hacedores que tienen algo que contar y mucho que decir. Dueños de sus decisiones y protagonistas de su vida. Hacedores que contagian Creo que lo mejor que le podemos dar al mundo es nuestra creatividad y, sobre todo, poner en evidencia que el cambio es posible. Qué solo es cuestión de proponérselo y trabajar para ello. Asumir el protagonismo, admitir el riesgo y perder el miedo al fracaso. Una persona que pierde el miedo a equivocarse es una persona que puede cambiar, experimentar, inventar, aprender, triunfar… Sin riesgos, cambiar o mejorar queda en manos de otros. «Para cambiar hay que tomar ciertos riesgos, animarse a pensar y hacer cosas distintas», afirma el biólogo y best seller, Estanislao Bachrach. El desafío es duro y el contrincante también: tu cerebro. Hay que hacerse de mucha disciplina y muchísimo esfuerzo y, sobre todo, decidir dejar de hacer lo que hacemos como lo hacíamos antes. «Cambiar muchas veces es entrar en conflicto, significa admitir qué comportamientos de tu pasado estaban mal o no te hacían feliz, y esta ruptura con el pasado es un gran disparador de ansiedad. Cambiar es aceptar que no siempre vas a estar bien, ni siempre vas a tener razón, ni siempre vas a querer lo mismo para tu vida», indica Bachrach. ¿Qué eliges ser? ¿Protagonista o espectador? Ch-ch-changes… Just gonna have to be a different man Gracias, David.
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