Siempre he pensado que la monotonía es sinónimo de aburrimiento, y quien en ella se deleita; en ella muere. Es por ello que los publicitarios buscan causes diferentes para poderse divertir y sobre todo desarrollar su profesionalismo. Trabajar en este mundo concreto, cumpliendo misiones para sustentar las necesidades de otros, no es tarea fácil. Si la publicidad exige ideas frescas todos los días, es porque así lo demanda el mercado. No se puede estar exento de las necesidades del mercado y mucho menos alejarse de ellas, porque ese es nuestro trabajo. Claro, el trabajo publicitario consiste en pensar, pensar y repensar. No es tarea fácil, llevar lo abstracto a lo concreto, lo simple a lo complejo, la fantasía a la realidad. Ante un mundo de creaciones complejas y maravillosas que la publicidad presenta al consumidor, se antepone otro mundo, un mundo imaginario, uno donde pocos han estado y sobrevivido. La publicidad que hoy vemos en las calles y en diversidad de medios, es el resultado concreto del trabajo imaginario de un grupo de creativos. Estar capacitados con 100 millones de receptores sensoriales, permite a los humanos la habilidad de acumular nuevas experiencias de vida y sobre todo nuevas cosas que nunca hayamos sentido. Pero, es aquí donde se concibe uno de los grandes problemas del ser humano; la percepción de la realidad. Por consecuencia, se deduce la realidad como frágil. Algunos científicos afirman que los humanos estamos mayormente preparados para captar experiencias desarrolladas principalmente en la mente. Por ello el filósofo Renato Descartes, afirma esto mediante su conocida frase: “Pienso, luego existo”. Es que esta es una de las premisas importantes, no sólo para la filosofía, sino también para la publicidad. Las ideas primero se piensan, luego se ejecutan. El proceso es simple, antes de la creación, está la imaginación. El único problema, es que la conmutatividad no aplica a este proceso. Ahora bien, todas esas ideas divagando por el extenso universo imaginario, deben ser atrapadas y llevadas a un nivel superior, a un nivel donde puedan ser entendidas y digeridas; deben ser llevadas a la realidad para el consumismo humano. Es tarea del creativo, poder transmitir con suma capacidad las ondas imaginarias al grupo objetivo y estar en la misma sintonía. De lo contrario, la misión fracasará. Se leerá imposible, pero hay piezas publicitarias que demuestran que lo imaginario puede ser transmitido en un plano paralelo a la realidad, piezas inimaginables, que a veces se piensan que son ideas alienígenas. Pero si somos capaces de captar el mensaje que el creativo quiso transmitir; la misión ha sido un éxito. La publicidad ha sido hecha por humanos, para humanos. La historia del genio ilustre y compositor alemán, precursor del período clásico hasta el romanticismo, Ludwig Beethoven, es un claro ejemplo del uso de la alta imaginación ante la cruda realidad. Las mejores composiciones musicales de esta eminencia, son las que escribió en un mundo de completo silencio. Es aquí donde el compositor ante la complejidad para escribir, hace magia mediante la imaginación para crear sus mejores obras maestras, en silencio, para un mundo sonoro. Beethoven, es un ente representativo de la creatividad e imaginación, era capaz de escuchar música en silencio y hacer sonar sinfonías completas en su cabeza. Para él no era nada extraordinario, simplemente hacía sonar cualquier nota musical en cualquier momento que quisiera. Similar a esto, es la vida de cada uno de los que disfrutamos hacer publicidad, la imaginación y la creatividad nos hacen ver con los ojos cerrados, escuchar en silencio, palpar lo abstracto, olfatear sin haber olido y saborear sin haber comido. El poder de la imaginación es tan grande, que sorprende cuando se empieza a usar. Roy H. Williams hizo mención de esto: “Captura la imaginación, luego llévala a donde tú quieras. El cuerpo seguramente irá hacia donde la mente ha viajado repetitivamente”. Esta debería ser unas de las distinciones de los que hacemos publicidad, llevar al cliente a un mundo imaginario, para que experimente todas esas sensaciones en su mente, y pueda ser consumado todo el proceso de trabajo para el grupo objetivo, en un lugar llamado realidad. Así de sencillo, imaginar para crear. Imagina, crea, haz publicidad.
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