Aparcando las felicitaciones navideñas hasta dentro de por lo menos 300 días, las empresas vuelven a desplegar las velas a la espera de vientos y mareas que les ayuden a surcar este 2016. ¿Pero cómo habéis recibido profesionalmente el año 2016? ¿Estáis preparados, vosotros como profesionales y vuestras empresas como entes vivos con objetivos definidos, para afrontar 52 semanas de cambio? Porque no empecemos el año engañándonos, esto cambia y no hay más. La vida es cambio y el tejido empresarial es un gran caldo de cultivo con una intensidad tal que quien no participe de esta máxima, será rezagado por el sector y puede acabar pagando las consecuencias. Quedaron atrás los propósitos siendo sustituidos por objetivos y abandonamos en un cajón los deseos hacia terceros para centrarnos expresamente en nosotros mismos. Porque la vida es así y la empresa, es aún más así. Volvemos a la búsqueda de nosotros y lo nuestro. John Maynard Keynes, economista inglés del siglo XX postuló «cuando las circunstancias cambian, yo cambio de opinión. ¿Usted qué hace?» Uno se cansa de decir que las máximas históricas de grandes personajes o pensadores son verdades de Perogrullo, pero no entender que han sido puestas en tierra para ser seguidas de forma dogmática, es perder posición respecto a la realidad. ¿Por qué nos cuesta tanto cambiar cuando jamás hemos conocido la falta de cambio? Cuando volvemos de las vacaciones de verano todos estamos extraños, por el clima y el vergel de relajación que nos albergó durante ellas. Y es tan poderoso el influjo de esos días que lleva años tratándose casi como síndrome patológico. Pero nadie habla de la vuelta de Navidad, un momento donde nos queda un año entero por delante, donde arrancan muchas cosas tildadas de «naturales» insertándolas en el intervalo que va del día 1 a día 31. Y sin duda esa visión es apocalíptica para muchos porque se cierne sobre ellos la sombra del año anterior como premisa del año entrante. Y no es cuestión de optimismo o pesimismo, una vez más debemos ser fieles a nuestra naturaleza y adquirir conciencia. Sabemos que el sentido común desfallece desde hace unos lustros, lento pero seguro en su aletargamiento. Pero cuidado porque la conciencia está sufriendo el mismo proceso y me atrevería a presagiar que con mayor intensidad. La adquisición de conciencia es la base de la firmeza de acción y apoyo para arrancar de nuevo porque nos coloca en la posición de coherencia que necesitamos para poner un pie delante del otro. ¿Quién no recuerda los principios de año en su empresa? ¿Qué sentís? ¿En verdad notáis esas «pilas cargadas» que todo el mundo dice llevar consigo? ¿O se os hace más costoso enero que ningún otro mes del año? Cuestiones tan simples apelan a la salud de nuestra conciencia afectando muy seriamente a nuestra actitud y forma en que enfilamos el año entrante. Hay que arrancar con sentido común y conciencia consciente, evitando la niebla y penumbra que empieza a cernirse sobre nosotros cuando para para preparar enero de 2016 sacamos las estrategias de enero de 2015. Y mucha de esa actitud viene dada por el tedio, el estancamiento, la falta de visión, lo complicado de los nuevos objetivos, una percepción subjetiva del tejido empresarial alejada de lo que nos encontraremos y una carencia de interpretación de las señales ambientales del ecosistema que provocan cambios y que, por no preverlos, acabamos sometidos a ellos. La constante y poderosa evolución de Internet, la analítica de datos para proyección de marketing, las estrategias de recursos humanos basadas en el coaching ejecutivo y organizacional, el desarrollo global de una estrategia de branding, el marketing de contenidos como herramienta de fidelización, la gestión de las emociones como catalizador del engagement o la formación interna de calidad con objetivos mesurables son alguna de las señas ambientales a las que nuestra empresa está sometida. ¿Pero cuántos de vosotros habéis pensado en ellas en 2015 o las tenéis, al menos, en una lista de previsiones para este 2016? Porque aquí necesitamos hacer uso, de nuevo, del sentido común y la conciencia. Ante la hipotética situación de dos empresas del mismo sector, similares al máximo en recursos y resultados de empresa, habiendo seguido una su rumbo histórico y tradicional en 2015 e implementando la otra, como mínimo, la mitad de las derivadas anteriores, ¿cuál pensáis que afronta con mayor entereza, visión y actitud ganadora el 2016? Si no lo sabéis es que necesitáis con urgencia entender a qué nos referimos con cada una de las vías citadas antes. Y si tenéis dudas sobre el resultado es porque vosotros no lo habéis hecho porque si en 2015 os hubierais decantado por ello, responderíais de inmediato mostrando un arranque de 2016 ilusionante, esperanzador y cierto. No olvidemos que muchas personas y empresas viven de la ilusión y la esperanza como si fueran hitos reales existentes en algún horizonte posible de nuestro futuro inmediato al que sólo hay que esperar llegar. Y nada más lejos de la realidad porque ese horizonte no es real. Y dejo para el final el tercer aspecto en discordia que puede ayudarnos a arrancar de nuevo o complicarnos la existencia de forma extrema y que suele ser compañero de viaje de los otros dos. Hablamos del miedo, ese fantasma que acecha a diario, que nos impide aplicar el sentido común y que evita que tengamos conciencia activa. Lo desconocido asusta, pero asusta más ser propietario de una empresa en 2016 que funciona como si estuviera en 1998. Porque la carrera sectorial es implacable y aquí los corredores no te zancadillean, simplemente son más rápidos que tú y te adelantan por todos lados sin prestarte atención, seguras de su preparación y posibilidades. Y en ocasiones, acaban cogiéndote vueltas de ventaja. Para poder competir con ellos hay que entrenar a su mismo ritmo y acceder a entrenadores similares, conocedores de la realidad actual. Porque si tenemos miedo a correr, no podremos competir. Es momento del sentido común, de la adquisición de conciencia y de la eliminación del miedo. Es momento de empezar de nuevo, de hablar con varios entrenadores para que nos informen sobre qué técnicas, tácticas y estrategias podemos incorporar a nuestras empresas este 2016 para poder, cuanto menos, competir con decencia y no salir en todos los zapping de la televisión por llegar últimos destacados y no tener ni ramo de flores. Tenemos un hermoso año por delante lleno de retos, evoluciones, descubrimientos y novedades que teñirán de disfrute nuestros días en la empresa y nos permitirán ser felices en ella a la espera de volver a felicitarnos dentro de por lo menos, 300 días. ¿Arrancamos de nuevo?
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