Hace varias semanas os hable sobre las razones por las que amar ambos lados de nuestros cerebros, de sus virtudes y de cómo juntos consiguen crear cosas maravillosas. Hoy vamos a hablar del pensamiento divergente o creativo, que es aquel que se desprende del hemisferio derecho y creativo de nuestro cerebro. El pensamiento convergente, proveniente del hemisferio izquierdo del cerebro, es aquel más analítico, defensor de la rigurosidad y del orden, formal, estricto, crítico y deductivo. Da respuesta a aquellas preguntas que tienen una única respuesta correcta. Por su parte, el pensamiento divergente es libre, informal, disperso, intuitivo e inductivo, sintético y creativo. Da respuesta o solución a aquellos asuntos que permiten variedad de ideas y respuestas. Sin duda, y cómo ya os conté en el artículo anteriormente mencionado, ambos hemisferios son vitales y han de coexistir y trabajar juntos para que seamos capaces de crear nuevas ideas que sorprendan y sean diferenciadoras. No obstante, el pensamiento creativo es algo en auge y que muchas personas, e incluso empresas (tanto de comunicación como de cualquier otro sector), tratan de fomentar día tras día de manera consciente. La creatividad no nace de la nada, en toda disciplina hay algunos genios que tuvieron el privilegio de nacer con un don innato, pero el resto hemos de trabajar para poder desarrollar nuestra creatividad y verla brillar con todo su esplendor. Como en cualquier situación, en el pensamiento creativo hay variables que facilitan y que dificultan que su función se lleve a cabo, por ello hoy vamos a hablar de aquellas conductas y elementos que nos ayudan a fomentar y desarrollar nuestro pensamiento creativo. 1. Aprender a abrazar al fracaso. Es normal tener miedo a equivocarse, pero es muy importante aprender que esquivar el fracaso no te hará ser más listo ni más creativo. Solo si aprendemos a afrontar el fracaso de una manera adulta y positiva seremos capaces de no bloquearnos ante la posibilidad de cometer un error. Las ideas locas, bien pulidas, pueden dar pie a campañas brillantes, por ello es importante no tener miedo a decir todo lo que se nos ocurra, por muy loco que nos parezca, en un proceso de brain storming. En lo que parece en nuestra cabeza una maraña enredada de hilos, otro puede encontrar el inicio de la madeja con la que empezar a coser un precioso manto de posibilidades. 2. No hay mejor maestro que el fracaso. Si eres de los que cree que “quien no arriesga no gana” y hace tiempo que dejaste de esconderte del tan temido fracaso, muchas veces te equivocarás, pero para acertar alguna vez hay que equivocarse muchas otras. Por ello debemos saber aprender de nuestros errores. Puede que al principio equivocarte te provoque un sentimiento de humillación, rabia e incluso tristeza que te hagan desear que la tierra te trague. Sin embargo, el tiempo te enseñará que todo error tiene una moraleja y que la fórmula de ensayo – error es la mejor manera de aprender que conoce el ser humano. Si los ejemplos son un método que nos ayuda a comprender mejor cualquier teoría o situación, la experiencia son estos ejemplos vividos por uno mismo. Debemos pararnos a analizar por qué hemos fallado y qué podríamos haber hecho de otra manera para que las cosas hubiesen funcionado, y en esto tiene mucho que ver nuestro hemisferio izquierdo y analítico del cerebro en colaboración con el derecho y creativo. Ante la aparición de un problema el ser humano tiende a tomar referencias de problemas similares anteriormente superados, para así poder extrapolar los métodos de solucionarlo. Por ello adquiere una importancia vital aprender a identificar en qué nos equivocamos, para poder actuar de una manera diferente en el futuro. 3. Siempre habrá más de una solución para un problema. Como os he contado antes, el pensamiento creativo se encarga de responder aquellas cuestiones que tienen más de una solución. Hay preguntas que solo tienen una respuesta, sin embargo, los problemas tienen, generalmente, más de una posible solución. Hay veces en las que nos bloqueamos y no somos capaces de darnos cuenta de que quizás la mejor solución no sea la que nosotros tenemos en la cabeza. Por ello es muy importante ser receptivos con nuestro equipo de trabajo y no cerrar la puerta a ninguna nueva opinión o punto de vista. Es del trabajo colaborativo y en equipo del que se obtienen mejores resultados. Cuanto antes aprendamos que el éxito de nuestro equipo es el éxito propio y que no hay que competir con nuestros compañeros, sino esforzarnos por trabajar con ellos aportando lo mejor de nosotros, antes podremos desarrollar el pensamiento creativo en toda su plenitud. 4. Curiosear, explorar, investigar, descubrir, aprender… Para poder mantener nuestra creatividad activa es muy importante que nos nutramos y empapemos de todo aquello que nos rodea. Saber un poco de todo nos ayudará, como publicitarios, a dar respuesta a cualquier situación, brief o problema que nos planteen nuestros clientes. Para ello, observa el mundo con los ojos de un niño, afronta cada día y cada momento del mismo como una nueva oportunidad de aprender algo. Lo que para la mayoría puede resultar un odioso viaje en transporte público, para nosotros, los publicitarios, puede ser una oportunidad de observar cómo se comporta la gente y para prestar atención a cómo se comunican. Escuchando las conversaciones de la gente en su ambiente diario se descubren grandes insights. 5. Cuidar cuerpo y mente. Son muchas las veces que oímos eso de “la salud es lo primero”, sin embargo, muchos parecemos no tomárnoslo demasiado enserio. El estrés continuo, las obligaciones diarias, tanto en lo profesional como en lo personal, y, en definitiva, la falta de tiempo, nos llevan a menudo a cometer la estupidez de descuidar nuestra salud y descuidarnos a nosotros mismos. Para que la creatividad fluya adecuadamente es muy importante descansar suficiente y correctamente, así como alimentarnos de manera saludable. Parece lógico que si nos encontramos mal físicamente, nuestras capacidades creativas y mentales se verán mermadas, no obstante, a veces es algo que olvidamos. Un dolor de cabeza puede ser uno de los mayores bloqueos creativos, y a menudo se desprenden de la falta de sueño, el estrés continuo o de una mala alimentación. Debemos cuidarnos, querernos y mimarnos a nosotros mismos primero, para así después poder trasladar lo mejor de nosotros al resto. Tómate tiempo para hacer aquello que te gusta, ya que al fin y al cabo ésta es la mayor inspiración: la autorrealización. 6. Rodearnos de todo tipo de personas, menos de las negativas. Como os he dicho antes, debemos saber escuchar a nuestro equipo y saber trabajar juntos. Lo mejor de un equipo creativo o de cualquier otra índole es la variedad. Trabajar con un equipo de personas prácticamente iguales no tiene ningún sentido, lo interesante es trabajar con gente muy diferente, a la que le apasionen cosas distintas y con diferentes gustos y hobbies. De esta manera tendremos un equipo capaz de afrontar cualquier reto, ya que en los temas en los que unos flaquean, otros serán unos cracks y viceversa. Y si todos están bloqueados, quizás sea el momento de salir a la calle a preguntarle directamente al consumidor. La variedad de opiniones es tremendamente valiosa y poderosa, nos puede aportar diferentes y muy variadas posibilidades y puntos de vista para las necesidades de cualquier cliente. 7. Ser positivos, la negatividad mina el pensamiento creativo. Centrarnos en pensamientos negativos, de rencor, rabia y odio nos bloquea e impide que nuestra creatividad fluya. Aquellas personas que pasan más horas al día pensando en sus desgracias que en sus alegrías y progresos son, además de infelices, poco creativos. Algo que tiene que ver con la positividad son la tolerancia y el desprenderse de los prejuicios. Las personas positivas tienen una actitud más abierta, optimista y cercana hacía al resto, lo que les brinda una gran capacidad de empatía y de aprendizaje de su entorno. 8. Amad la música, el arte, el cine, la lectura y la cultura en general. Observar y estudiar el trabajo de otros publicitarios, profesionales de la comunicación y artistas en general es una fuente de inspiración y un aporte de referencias necesario para trabajar en comunicación. Además, esto nos permitirá analizar y observar las tendencias de los mercados en los que nos desenvolvemos o que nos interesan, algo de vital importancia para poder adaptarse al constantemente cambiante y saturado mercado publicitario. Imagen cortesía de iStock
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