Para todos los que trabajamos en un medio relacionado a la mercadotecnia, es común escuchar o ser inculpados por que somos “creadores de necesidades”. Hasta hace muy poco yo era de los que creía en esa pendejada, por suerte para mí y mi conciencia, un gran amigo (director en la agencia Convey y catedrático de la UP) me hizo ver mi trabajo de otra forma. Las necesidades están perfectamente establecidas: comida, vestido, techo, comunicación, etc… aunque la empresa, agencia de publicidad, medio de comunicación o cualquiera que esté en la cadena mercadológica, tenga la idea de generar una necesidad, se dará cuenta que está buscando inventar el hilo negro, en todo caso y teniendo tantita inteligencia podrá identificar la necesidad, pero no crearla. Ejemplifiquemos: ninguna empresa generó la necesidad de vestido, esa siempre ha existido, cualquiera puede cubrir su necesidad con un pantalón, ya sea de cuero, de algodón o mezclilla, y es aquí donde aparece la mercadotecnia, que solo satisface un deseo. Yo cubro mi necesidad con cualquier pantalón, pero a través de una marca satisfago mi deseo de sentirme más atractivo, más cool, más cabrón. Cualquiera de estos adjetivos carecen de todo atributo para ser una necesidad. Y aunque parezca que todo este choro es pura mierda para lavar nuestras conciencias, en realidad es una reflexión para saber comunicar. Si solo identificamos necesidades, entraremos en una batalla contra cientos de productos, en cambio si identificamos deseos, tendremos mucho más claro qué es lo que la gente quiere. Memoricen este concepto, la publicidad está hecha para vender los productos que la gente “QUIERE”, no los productos que la gente “NECESITA”. Aquí saltarán los puritanos que ejemplificarán con el gastado ejemplo de los smartphones: “nadie tiene la necesidad de tener un Smartphone, es pura mercadotecnia”. Efectivamente, nadie tiene la necesidad de un Smartphone, tiene la necesidad de comunicarse, la mercadotecnia (incluida la publicidad, ya les he dicho que ésta es una pequeña ramita de la mercadotecnia) satisface el deseo de estar a la moda, de agilizar la comunicación, de tomar fotos, etc. Si algún puritano insiste con que esta satisfacción de deseos es parte de un consumismo, sí, de esa no nos libramos, pero no se libera nadie que no sea un ermitaño, aún los más puritanos tiene deseos mundanos, quieren verse diferentes, quieren pertenecer a un grupo, quieren identificarse y para lograr eso tarde o temprano tendrán que comprar algún producto, que tan solo por ser producto ya entró en el gran mundo de la mercadotecnia. Ahora, cuando alguien los inculpe por ser parte de este terrible imperialismo, contesten con toda tranquilidad… “no creamos necesidades, solo satisfacemos deseos”. Imagen cortesía de iStock
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