Varios, por no decir muchos, o mejor dicho… millones de directores ejecutivos en el mundo entero se están haciendo esa misma pregunta en este momento. ¿Qué pasa? ¡Tengo un producto diferente pero no vendo nada! ¿Será que le estoy vendiendo al público que no es? ¿O definitivamente mi producto no lo compra nadie? Las respuestas para éstas y otras preguntas varían en torno al segmento, producto y público dirigido. Muchas compañías cuentan con productos o servicios diferentes, cuyo modelo de negocio es atractivo, pero no logran convencer por falta de ímpetu en la presentación de negocio. Por otro lado, muchos emprendedores tienen una genial idea, una majestuosa semántica al presentar su negocio, pero tiene una planificación deplorable que apaga el incentivo de los socios capitalistas. Entonces… ¿qué se debe hacer? Sencillo: las ventas son el resultado de las emociones. El 95% de las personas aman comprar pero no les gustan que les vendan. El 75% de las compras se realizan por impulso y no precisamente cuando llega fin de mes. Las mujeres son las principales influenciadoras del hogar, del grupo familiar y del grupo social al cual pertenecen. Los hombres amamos que el proceso de compra sea rápido, ya que el 66% de nosotros evaluamos la decisión de compra al momento de pasar la tarjeta de crédito en la caja registradora. Un porcentaje mayor de hogares ama ver televisión en las noches y lo hacen por construir lazos emocionales durables, por lo cual, se adaptan para ver los programas de sus hijos y se acostumbran al seriado que pasa por demanda. Además, cuando alguien compra, prefiere cerrar el proceso al vendedor que le esbozó una sonrisa y lo hizo sentir cómodo. Si te sientes identificado con alguna de estas situaciones y aún tienes problemas en ventas, lamento decir que si no cambias lo que haces, seguirás padeciendo por esa causa por mucho tiempo. Para vender, tenemos que entrar en el rol de no vender productos, sino ofrecer soluciones a las personas que depositan su confianza en nosotros. Tenemos que ser partícipes en la construcción de los sueños de nuestros clientes, ya que esas mismas bases afectivas son las mismas que causaran las razones cuando hablen bien de nosotros a un 30% de sus amistades, cuando defiendan nuestra marca con 4 de cada 10 personas y que además, nos refieran a 6 de cada 10 cuando les piden un consejo de compra. ¿Fácil o no? Tú decides si quieres tener más ceros a la derecha o un par de cartas de acreedores. Imagen cortesía de iStock
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