Desde mis primeros años en la universidad y mucho antes de que mis pies tocaran una agencia de publicidad, me di a conocer por la apremiante curiosidad en saber cómo funcionan las agencias, qué hacen, cómo organizan sus “horas creativas”, cómo se divierten, cuántos hippies hay, cuántos rockeros, quién tiene el mejor tatuaje, quién es él o la más despeinada, (si visitan la mía, la más despeinada he sido yo, me lo he ganado a pulso. Así soy de nacimiento) cuál es la visión y misión y quiénes son sus clientes. Esta curiosidad me atrapó desde que me senté en el escritorio correspondiente a estudiante de primer año, quería comprender el universo de cada agencia. Curiosidad que no fue satisfecha por todos los licenciados que me impartieron el curso “Publicidad I, II, III, IV, V y VI” sino que la he ido complaciendo con lecturas, con experiencia y con preguntas. Aquí tiro de una vez y por todos los comentarios que he escuchado hasta el cansancio “Ninguna agencia de publicidad es diferente a la otra” Incorrecto. Todas se distinguen una de la otra. En algunas hay “Teams” que cuentan con 13 o 15 personas para una cadena de clientes. En otras, sólo hay un solo grupo de 12 personas, para 8 cuentas. La agencia de la esquina cuenta con dos Community Manager para manejar 4 cuentas y en la agencia de la izquierda hay una sola Community Manager para 12 cuentas. ¿A qué se deben estas diferencias? A que cada cabeza es un mundo, por lo tanto, cada agencia es un mundo fraccionado de las cabezas que la gobiernan. He escuchado de agencias que se despachan a excelentes elementos, “por estrategia” y contratan a otros porque “el cliente lo pidió”. Con esto no quiero que se mal interprete, los nuevos elementos son igual de excelentes, que cuentan con diferentes habilidades que aportaran estrategias para una buena comunicación de las marcas. Pero no estoy de acuerdo. Repito, no estoy de acuerdo. Claro, el cliente es el que pide campañas innovadoras y estrategias nuevas de comunicación para su marca, es el que dictamina un proceso de trabajo y es por quién trabajamos en publicidad, pero el rey de la orquesta es el equipo de trabajo, y el hecho que determinada agencia permita la influencia del cliente para despacharse a alguien sólo porque “ya es necesario” o “no me gusta cómo me habló” o “esta u otra ejecutiva es incompetente” me parece absurdo. Trabajamos por y para las marcas, les damos mantenimiento, las respetamos, las cuidamos, las valoramos, las innovamos, creamos contenido nuevo y atractivo para los consumidores de las mismas, en fin… las queremos… Pero cada agencia es un mundo, un universo, que espero no sea devorado desde sus cimientos por el cumplimiento de “caprichos” de algunos y de algunas. Imagen cortesía de iStock
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