Comunicar resulta un arte –cuando se hace bien- y cuando la cosa es puertas adentro realmente se convierte en un don cargado de talento. El mundo de las comunicaciones internas es fascinante, básicamente si no existe un estímulo eficaz acompañado por la habilidad de saber escuchar, ni el mismísimo Chuck Norris salvará el departamento. La tarea de gestionar comunicaciones internas jamás pasó por mi cabeza, siempre lo vi como algo “tedioso” que de seguro hacían los pasantes y ahora que llegó mi momento me vi en el espejo de las ironías, no pude estar más equivocada. Cultura Organizacional También conocida por cultura empresarial, administrativa, corporativa o de negocios, es la piedra angular del éxito en las organizaciones –y no lo digo yo-, está más que comprobado que si la empresa goza de una cultura corporativa fuerte, con valores, creencias y filosofías importantes para los empleados, su efecto sobre el comportamiento de todos los mantendrán unidos. La cultura de negocios es vital, su papel es el de mostrar “como se hacen las cosas” y de ello derivará su orientación hacia el personal (que a la final es el activo más importante), con los clientes, hacia el cómo responder ante una crisis, en las decisiones generales, en la productividad y su compromiso con todas las anteriores. Asimismo, aspectos como la comunicación entre los miembros de la empresa y la integración entre instituciones serán de calidad, envidiables. Employer Branding Público interno es un término injusto, pues no solo debería involucrar a trabajadores o aliados comerciales, ¿Qué hay de sus familiares? ¿De su vida en general? No digo que los feliciten a todos en su cumpleaños, pero si han trabajado para marcas sabrán que llega un momento en que tu casa –o lugar habitual- se atiborra de material POP de la empresa, logos van y logos vienen y al final ellos llegan a identificarse con la empresa de igual manera. Yo aún conservo lápices, hojas membretadas y hasta gafetes de mis trabajos anteriores y no sé si soy muy apasionada, pero cuando trabajo para alguna organización me gusta sentirla y poco a poco comienzo a hablar hasta el grado de aburrir a mis amigos con conversaciones sobre la empresa 🙂 Las RRSS le calzan como anillo al dedo a esas estrategias donde al empleado hay que recordarle que es lo más importante de la institución. La participación directa es de los mejores mecanismos actuales para que tengan una mejor concepción de la marca y así retener los talentos. Dicen que lo que no se comunica no existe Sobra decir que esas empresas que no le proveen a sus trabajadores los mecanismos para estar al día -o conectados a un equipo tecnológico- experimentan una baja de productividad en su personal, mientras que cuando la cosa es al revés el engagement es mayor. También está el rollo de los incentivos, no todo en la vida es dinero, hay cosas como la gratificación, el reconocimiento de trabajo y la gratitud hacia la dedicación que no lo compran ni las esferas del dragón. Ese tipo de incentivos lejos de parecer de “escuelita” crean un clima de confianza y compromiso hacia la marca, ¿a quién no le gusta ser retribuido? –además a las empresas les conviene-. Pero si las empresas no se enfocan en modificar viejos paradigmas metidos en sus pirámides dictatoriales, por más retribución que le brindes a tu personal ellos no querrán ser partícipe de NADA. La mayoría son infelices, es una realidad Las razones son infinitas, van desde el salario, el ambiente laboral y el trato entre colegas hasta la carga de responsabilidades o la mismísima cara del jefe, y esa infelicidad viene dada gracias a las crisis que viven nuestros países, que obligan a muchos a quedarse en sus puestos de trabajo para percibir ingresos y no quedarse desempleado. No sé si solo los millennials desecharíamos un trabajo en tiempo de crisis, pero yo definitivamente lo haría, de verdad eso de estar en un lugar donde me traten mal o les importe un pepino mi esmero para con la empresa es determinante. Cada empresa es un mundo y transformarla inicia primero por optimizar la comunicación con todas las personas que trabajan en ella. Suena difícil y lo es pero también es necesario. Las “malas” comunicaciones internas solo quieren mostrar lo bueno de la institución, lo bella, eficaz y sobresaliente que es y no escucha, cuando son las comunicaciones bidireccionales las que suscitan que las personas estén informadas de lo que pasa y por qué, que comprendan que lo que ocurre tiene que ver también con ellas, que perciban que tiene algo que ganar con su comportamiento y que se sientan escuchados y puedan participar en las decisiones. Actuar como líderes y no como jefes es el nuevo reto para las gerencias y coordinaciones. Imagen cortesía de iStock
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