A continuación, encontrarás algunas cuestiones básicas a tener en cuenta antes de enfrentarse a cualquier tipo de auditorio. Son recomendaciones sencillas, prácticas y, sobre todo, de impacto inmediato. Fáciles de implementar y de resultado 100% garantizado. (Para leer los primeros 11 consejos ingrese a: 22 consejos para convertirse un orador y vocero altamente efectivo (Parte 1)
- Cuide los tiempos y el espacio: debe conocer de antemano el tiempo acordado para su discurso; el tamaño del lugar, la acústica, los elementos tecnológicos y visuales de que dispone; la cantidad de público; los horarios y la programación del acto. En caso de compartir ponencias, es fundamental saber quiénes serán sus compañeros en escena y qué temas abordarán. Esto le permitirá preparar mejor su disertación. Es fundamental que haga saber al público la estructura de su presentación, incluyendo instrucciones de seguridad –como salidas de emergencia-, operativas –como sanitarios o que apaguen los teléfonos celulares-, y si habrá algún intervalo –lo cual es altamente recomendable cada una hora y cuarto, aproximadamente-.
- Conozca el salón: Este es un aspecto clave para sentirse a gusto y bajar en gran medida el nivel de estrés que pueda sentir en la instancia de ser orador. En nuestra profesión, como en la vida, es necesario habituarnos a los espacios y lugares, conocer a la gente, y familiarizarnos con muchos detalles que ayudarán a sentirnos más confortables.
- Tome tiempo para saber quiénes vienen a verlo: una buena forma de romper del hielo con parte de su público, y, a la vez, atravesar sus miedos, es dedicar unos minutos a saludar a la gente que va llegando. Puede hacerlo cerca de la puerta de acceso; o bien, presentándose espontáneamente caminando entre las sillas cuando ya se hayan sentado. También, si decide entrar caminando atravesando el salón de punta a punta, por entre el público, puede hacerlo estableciendo contacto visual y una primera instancia de rapport con su público. Recuerde que es más sencillo hablar para un grupo de conocidos, que para gente que no ha visto en su vida. Use estos recursos, sí y sólo si se siente seguro y tranquilo.
Por el contrario, si no está completamente diestro en ello, lo recomendable es que permanezca en un lugar apartado, detrás del escenario, creándose un ambiente tranquilo y confortable. Puede hacer una breve visualización de usted presentando su tema con todo éxito; y también cerrar los ojos y respirar profundamente unas diez veces, dejando salir cualquier tensión que pueda sentir.
- Póngase al público a su bolsillo, con la dinámica y el lenguaje apropiado: tan importante como su mensaje, es usar el lenguaje adecuado a su público. Este puede ser técnico, científico, simple, etcétera. La elección está determinada por el tipo de su auditorio. Lo importante es no caer en demasiada sofisticación ni rebusques a la hora de dar un discurso. Cuando más sencillo, llano, concreto y tangible, mucho mejor.
- No se disculpe al comenzar el discurso: suele suceder que la inseguridad y los nervios se transmiten claramente al público. Si es de los que sienten mariposas en el estómago, le transpiran las manos, sufre de temblores temporales, o cierta aceleración del ritmo cardíaco, ¡no se preocupe! ¡ocúpese! Es completamente normal. Son manifestaciones que irán disminuyendo con el correr de las prácticas. No es necesario que se disculpe o haga saber abiertamente lo que siente: sólo logrará ponerse más nervioso y que el público no le preste la suficiente atención. La clave es apoyarse en sus fortalezas, no en sus debilidades. Después de todo, presuponen que usted es un experto en su materia, o el vocero al que han designado para hacer un anuncio de importancia; por lo tanto, confían en usted, y se transformará en su punto de referencia.
- Sea realista en los ejemplos: mientras se va entrenando como orador, es recomendable que utilice ejemplos con los que se sienta cómodo. No exagere ni sobreactúe. Asimismo, si bien es recomendable mantener un tono cordial, cálido y llevadero si el tema lo permite, tenga cuidado en el uso que hace de las salidas con humor, y, mucho menos, expresiones que puedan tener doble sentido y quedar fuera de contexto.
- Sea espontáneo; no memorice su discurso: en tanto sea factible y se encuentre a gusto, es preferible que se apoye en sus dones naturales y su espontaneidad a la hora de salir a escena como orador. La recomendación es que no intente aprender el discurso de memoria. Es muy probable que le resulte contraproducente, ya que podría olvidarlo, o, sencillamente, quedarse paralizado antes de afrontar al público pensando en lo que tiene que decir.
Más recursos que utilizamos los profesionales que pueden ayudarlo en este proceso:
A) Arme un cuadro sinóptico sencillo y claro en unas tarjetas blancas, con su propia letra, a modo de breve resumen.
B) En sus ayuda memorias utilice sólo palabras claves. Las palabras claves son aquellas sin las cuales las ideas de su discurso carecerán de sentido.
C) Puede anotar alguna frase especial que quiera decir en forma textual; incluso, en este caso, puede tomarla en sus manos y leerla; o bien, colocarla en un proyector.
D) Trate de no hacer discursos leídos: dan señales de inseguridad. Si no tiene otra alternativa, escríbalos con tipografía clara, suficientemente grande como para leer sin problemas. En caso de disponer de recursos tecnológicos, puede colocar en algún lugar discreto del escenario, y jamás a la vista del auditorio, un monitor o televisor con pantalla grande, donde un asistente irá acompañando su discurso con el texto sintetizado. En discursos televisivos, esto se utiliza cotidianamente y se conoce como “tele prompter”; es el mismo sistema, pero colocado por sobre la lente de la cámara, por lo cual se pueden decir grandes cantidades de texto prácticamente sin que se perciba que se los lee.
E) Si usa una presentación audiovisual de apoyo, no la lea. Ésta debe contener exclusivamente una síntesis conceptual, que será un apoyo para su discurso, pero no debe reemplazarlo. Por otro lado, si pone por escrito en pantalla mucha información, distraerá al público.
F) Algunos grandes oradores cuando hablan frente a multitudes o tienen que dar varios discursos el mismo día, utilizan un sistema parecido al de los presentadores de televisión, con un aparato que va disimulado en una de sus orejas, llamado en Argentina ‘cucaracha’, por tener una forma parecida a ese insecto. En este caso, hay un apuntador que acompaña con conceptos o palabras clave como guía para el orador
- Sea amable con el público: para que su mensaje llegue eficazmente, y sus ideas cobren sentido, no es necesario imponerse frente al público. Los buenos oradores logran transmitir la sensación de que el poder lo tiene el público; que la decisión es de ellos, y que no fueron persuadidos por su mensaje. Por lo tanto, a ninguno de nosotros nos gusta que nos impongan ideas, aunque sí estaremos gustosos de considerar nuevas ideas y puntos de vista, si el orador rompe el hielo y crea los puentes de comunicación necesarios. Algunas personas con rasgos de personalidad autoritarios, o bien, por excesiva inseguridad, tienden a confundir este aspecto esencial, el de la amabilidad con el público, y se enfocan en un discurso contundente y determinante. Lo cual no está mal si no habrá oportunidad de interacción. Es lo que llamamos un “discurso cerrado”, donde empieza y termina cuando el orador quiere; y no hay chances de retro alimentación formal.
- Sea agradecido con su público, pero sin dar las gracias: dependiendo de los casos, algunos oradores suelen tomar unos segundos iniciales o finales para agradecer al público. En verdad, si usted está compartiendo su experiencia profesional o cualquier otro tema por el que el público ha concurrido, es la gente la que debería sentirse agradecida por su exposición. Es diferente el caso cuando es invitado por una organización, por lo cual las reglas de cortesía indican decir “muchas gracias” al comienzo de su alocución.
- Emocione: lo que la gente quiere, además de información, es participar de una experiencia que pueda producir algún cambio en positivo con relación a su disertación. Es decir, que lo que usted diga y haga puedan aplicarlo de alguna forma concreta, y pueda ser de utilidad. Por otro lado, como orador, ese debería ser también su objetivo central: que lo que dice sirva para algo, no simplemente como una secuencia de palabras lindas.
- Prepare un final inolvidable: todo lo que dijo es importante; pero más importante aún es el final de su presentación. Su forma y fondo son prácticamente todo. Repase brevemente los principales aspectos de lo que dijo, y, desde allí, construya visiones de futuro, visiones que puedan ser compartidas y puestas en común si hubo interacción con el público. Técnicamente, asegúrese de tener lista una música y una imagen para el final, y que las luces vuelvan a sus niveles normales. Si está detrás de un estrado, desplácese hacia el centro de la escena, y, simplemente, mire a su público. Si lo aplauden, usted también puede acompañar con un aplauso dirigido a ellos.
AUTOR Daniel Colombo Nació en Argentina y trabaja desde los 8 años, cuando comenzó como locutor en su pueblo del interior. Es Coach experto en alta gerencia y profesionales, educador, comunicador y escritor. Speaker internacional en motivación, liderazhgo, desarrollo profesional y media-coach. Ha publicado 14 libros, en español y portugués, incluyendo el best-seller “Sea su propio jefe de prensa” y la colección de 6 libros y DVD, “Comunicación y Ventas” con Clarín de Argentina. Conduce y guía equipos de alto rendimiento en empresas multinacionales. Ha asesorado a más de 2500 empresas.www.danielcolombo.com – www.facebook.com/DanielColomboComunidad – Twitter:@danielcolombopr Imagen cortesía de iStock
Comentarios