Ya lo decía Joseph Goebbels “miente, miente, miente, que algo quedará”, y resulta que sí, que cuando te repiten las cosas una y otra vez, algo termina por quedarse. Quizá es por eso que las campañas de publicidad necesitan tanta inversión en medios, no para posicionarse, sino para sembrar una idea en la cabeza. Repetir. Una palabra anti-creatividad. Una palabra limitante, desesperante y muy frustrante. ¿Cuántas veces has “repetido” una idea? Muchas. Como las planas que hacías en el colegio, las repetías y las repetías hasta que como disco las decías, sin sentirlas, sin entenderlas, incluso sin poder pronunciarlas. A la fuerza. La comunicación debe parar de ser repetitiva; comerciales en youtube, banners invasivos, ciudades tapizadas con “grandes campañas”, con ideas, identidades, con publicidad. El camino que las marcas están recorriendo, su reinvención, refresh, adaptación y modificaciones para no perder el mercado, deben estar enfocadas a generar “brand lovers”, no fans ni followers, estos últimos son pasivos, son paja, no portan, sólo esperan y no proponen. Los brand lovers muy por el contrario, han fusionado su corazón con la marca y nunca saldrá de ahí. Eso, eso necesita la publicidad. Crear contenidos, campañas, “ideas”, que desplacen producto o posicionen marcas, no será rentable en algunos años. Cuando las marcas perezcan junto con sus productos, sólo los verdaderos brand lovers podrán revivirlas. Pero, si todo está cambiando, ¿los brand lovers son los mismos? No. Estos brands lovers de los que te estoy hablando, mantienen el vínculo emocional con la marca, sí, pero no son los fans que coleccionan merchandising ni defienden el producto a capa y espada, o evitan la categoría si no lo hay. Los brand lovers 3.0 son los consumidores no-consumidores. Las personas que desarrollaron un vínculo emocional con la marca o producto a través de una única y exclusiva experiencia. Con sólo 1 movimiento, la marca les hizo jaque mate. No fue la repetición, ni el uso excesivo de medios, ni pautas. Fue una estrategia impecablemente realizada la que conectó de un flechazo con sus corazones, tocando sus fibras. Amor a primera vista, cupido, enamoramiento o toloache. Estos consumidores no sabrán por qué la marca es parte de ellos, ni cuándo el insight les llegó tan hondo. Simplemente saben que les hace bien y entonces querrán el producto de por vida y a diferencia de sus antecesores, no defenderán el producto, lo esparcirán. Esta reproducción orgánica de consumidores 3.0 se dará en la medida en la que los medios rompan los paradigmas de comunicación e implementación. Se dejará atrás a los fans para convertirlos en doers, en realizadores y activistas de la marca; el consumidor podrá generar su propio producto a través de la marca e incluso comercializarlo, expandiendo los terrenos y manteniendo la rentabilidad. La época de la imposición y el lavado de cerebro, está quedando atrás. Se está extinguiendo. Imagen cortesía de iStock
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