Cuando estamos inmersos en un proyecto, concentramos gran parte de nuestra energía en madurar la idea y proyectarla. Nos adaptamos a un target, o a lo que solicita un cliente, nos enfocamos en sus palabras o conceptos claves. Nos habituamos a los lugares o a las distintas realidades de la audiencia. Unimos sentido y función para configurar objetos de diseño. Conforme pasa el tiempo nuestras perspectivas cambian, las necesidades del diseño son otras y también se tienen que adaptar. Esas nuevas necesidades surgen como consecuencia de una transición espacio-tiempo, nos tenemos que centrar en las problemáticas socioculturales que cada vez son más complejas. Las formas de expresión en el diseño igual se adaptan, puesto que los medios para comunicarnos se transforman y tienen un mayor alcance. Por ejemplo, se puede generar arte urbano y arte digital, éstos se proyectan en distintos espacios pero se pueden “accionar” en los mismos medios y su alcance en ambos casos, puede ser global. Obviamente los procesos de diseño se transforman, surgen nuevas técnicas, nuevas tecnologías y las vamos integrando a nuestro método de trabajo. Nuestra creatividad se adapta, lejos de quedarse fija en un lugar se mueve en su propio entorno. Los servicios se adaptan, es decir, la perspectiva que se tenía de la propia disciplina ha cambiado, ahora se aprecia como un oficio multidisciplinar donde pueden intervenir (en conjunto) otras ramas proyectuales como arquitectura, diseño de interiores, diseño industrial, artes visuales… incluso utiliza herramientas del propio campo de la administración. No solo se ofrecen productos, se ofrecen servicios, estrategias, experiencias. Me parece que lo importante es equilibrar un diálogo, generar y adecuar nuevos discursos. Me refiero a crearnos una base, una argumentación sólida de nuestros objetos de diseño, al final ese es nuestro trabajo, convencer al cliente o a la audiencia para cubrir su necesidad. Por último, la cultura también se adapta, a decir verdad siempre se va transformando porque el hombre cambia junto con todo lo que lo rodea. Este referente (la cultura) tampoco se queda estático, al contrario, evoluciona y en este caso el diseño actúa como motivante de esa evolución. El diseño es un oficio tan flexible (y complejo) que como profesionales nos permite re-acomodar o re-estructurar realidades constantemente. Así que no solo el diseñador se adapta, así como vimos también su contexto, sus herramientas, su comunicación, los mismos usuarios, sus referentes y sus objetos. Me despido, ¿ustedes qué opinan? Soy Erika. Hasta la próxima. Imagen cortesía de iStock
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