Llevo cinco años trabajando en agencias. A la gente que no se dedica a la publicidad le puede parecer mucho tiempo, pero la verdad es que comparado con muchos de los profesionales con los que he tenido el gusto de trabajar, apenas estoy en pañales. A pesar de ello, en este corto tiempo he tenido el gusto –y el susto– de ver todo tipo de acontecimientos y fenómenos que me permiten decirles con cierta autoridad, que la relación cliente agencia es, por falta de habilidad para encontrar una mejor palabra: enfermiza. Lo mejor es que no solo hay un tipo de relación cliente agencia. Existen muchas, y cada una es más enferma que la otra. Hace unos días pensaba en eso mientras trataba de evitar un colapso mental en el tráfico de la ciudad de Guatemala, y me percaté que he tenido la fortuna de vivir de forma directa o indirecta, varias relaciones de pareja y de agencias con sus clientes, que tienen mucho en común. Sí, yo sé que suena raro, pero si siguen leyendo van a ver que no estoy tan chiflado como creen. Y es que al igual que en el amor, las relaciones con tu cliente empiezan a desgastarse, en el momento en que firmas el primer papel. Para explicar mi punto, me tome la libertad de hacer una lista con las cinco tipos de relaciones enfermizas más comunes. Las cuales aplican tanto para tu vida amorosa, como para tu vida publicitaria. Aquí les van: La agencia/novio mandilón: Todos tenemos un amigo así, o hemos trabajado en una agencia igual. Son los típicos que con tal de mantener a su pareja – cliente – feliz, están dispuestos a perder su identidad, cambiar sus gustos, olvidar a sus amigos y hacer cualquier cosa que el cliente –novia– les pida, para tenerlo contento todo el tiempo. Viven en constante estrés, se envejecen y se vuelven inseguros, todo por culpa de la constante necesidad cumplir los deseos de la otra persona, porque así, según ellos, asegurarán su relación a largo plazo. Las agencias lo hacen por seguridad económica, las personas por seguridad emocional. En ambos casos es patético. El cliente/novio picaflor: Todos, sin excepción alguna, tenemos una amiga al que el novio la engaña en sus narices, y ella prefiere hacerse de la vista gorda. Sus amigos se lo han dicho siempre, sus conocidos lo murmuran, ella lo ha comprobado en varias ocasiones, pero por alguna extraña razón, decide ignorarlo y hacer como que acá no pasa nada. Lo mismo pasa con esas agencias que saben que uno de sus clientes trabaja ciertos proyectos con otras agencias o freelances, pero con tal de evitar problemas o confrontaciones, prefieren hacerse los idiotas y seguir viendo como su cliente pierde cada día más el amor por su agencia. Creen que es mejor callar para asegurar un poco más de dinero, que luchar por su dignidad y quedarse sin nada. El cliente/novio abusador: Triste pensar que este tipo de casos se sigan dando. Se trata de ese novio que abusa verbal o físicamente de su pareja. La maltrata, la insulta y la degrada. Su relación se divide entre días muy buenos y días llenos de violencia y abuso. Lo peor es que la pareja lo permite, y llega inclusive a defender a la otra persona. La culpa es mía, yo hice mal las cosas, yo lo hice enojar, sus intenciones son buenas, dicen. Un montón de mentiras que ni ellos se logran creer. Aunque no lo crean, este tipo de relaciones se dan entre las agencias y los clientes también. Se dan con esos clientes que ven a la agencia como un grupo de esclavos a los que se les paga para hacer lo que se les diga, cuando se les diga y como se les diga. Sin decir, sin opinar y sin levantar la voz. Ellos están allí para obedecer, para seguir órdenes, no importa el día ni la hora en la que se les pida. Acá no importan las ideas, lo que importa es sacarle “el jugo” al fee que paga el cliente. Las relaciones arregladas: No pasa muy seguido, y en la actualidad, solo pasa con las grandes redes de agencias. Se trata de esas relaciones que por lineamiento global te toca respetar. En algunas ocasiones funciona, pero en la mayoría es un martirio. Están allí porque les dijeron, pero si alguno de los dos hubiera tenido la oportunidad de elegir, tal vez no estarían allí. Aunque he de decir, que la única vez que me tocó vivir una relación así en una agencia, tuve la suerte de disfrutar de una muy buena comunicación con el cliente. Las relaciones por conveniencia Casi siempre se ven este tipo de relaciones, luego de participar un un pitch. Otras agencias proponen ideas geniales, grandes estrategias que daban justo en el clavo de lo que el cliente necesitaba. Sin embargo, por una extraña razón el cliente decide irse con una agencia que no ofrecía nada diferente. Todos sabemos que esto se da por arreglos que se concretan debajo de la mesa, y aseguran al ganador de la cuenta desde antes de realizar la licitación. Sí, esta se realiza igual, pero es por puros motivos burocráticos. No se le da importancia al tiempo y el esfuerzo que otras agencias le dedicaron. Para ellos una buena comisión vale más que cualquier idea. Así pasa también con ciertas personas, ¿o no? Imagen cortesía de iStock
Comentarios