Si tienes Spotify podrás estar de acuerdo en algo conmigo: su pauta publicitaria es terriblemente torturadora. Hace poco dejé de usar la cuenta Premium por tratar de economizar, nunca pensé que esto sería un gran dolor de cabeza para mí. Cuando tome la cuenta Premium una promoción por parte de la marca de streaming musical me conquistó pagando apenas 0,99 ctvs de dólar. Ahora que he dejado de pagar aparecen este tipo de contenidos sonoros donde se promocionan playlist o simplemente locuciones donde anuncian los beneficios de tener una cuenta Premium, ahora sé lo que tenia y perdí por ahorrar algunos dólares. Lo que analicé tras esta tortura sonora es que utilizan una pieza publicitaria como lo es la cuña radial, no para informar sino para “torturar”, por así decirlo, a los oyentes con sonidos de voces estridentes y maullidos de gato para que te conviertas en usuario Premium. Sin lugar a duda una muy buena estrategia, porque han pasado 24 horas y he pensado retomar la cuenta Premium. A pesar de esto, como publicista estoy sorprendido por la creatividad y la estrategia que puede abarcar el impulso auditivo. Incomodar al usuario es lo que ha hecho que esta marca mantenga su número de suscriptores. Pues al parecer ese el fin de las terribles cuñas pautadas. Muchos dirán si te “tortura” paga y no sigas con este proceso de descontento. Pero un breve análisis como consumidor me refleja que usando estrategias de consumo y tomando en cuenta la frecuencia de uso de cierto producto, la fidelidad se convierte en una necesidad y por ende en una excelente estrategia. Después de este análisis simple pero real, volví a ser usuario Premium. Esta relación amor/odio que tengo con esta marca seguramente no me pasó solo a mi pero en definitiva un publicista puede ser conquistado por la publicidad, mucho más si ésta es incómoda. Amigo lector, si usas este servicio de forma Premium dudo mucho que puedas volver a ser usuario gratuito. Aceptemos que Spotify se está convirtiendo en una lovemark. Imagen cortesía de iStock
Comentarios