Hace unos días hablaba de “Las 22 leyes inmutables del marketing” de Al Ries y Jack Trout, leyes que muchas dirigentes de empresas parecieran desconocer, principios básicos en la evolutiva forma de posicionar un producto en la mente de los consumidores. Empezaré por la Ley del liderazgo, que nos marca que “es mejor ser el primero que ser el mejor”, cosa que el día de hoy vemos diariamente, con la evolución de la tecnología y el surgimiento de starups, pequeñas empresas con gran potencial que están creando nuevas formas de negocio. Pasemos a la Ley de la dualidad, que indica que “toda carrera de marcas se convertirá en una competencia entre dos participantes”, algo que en teoría sigue ocurriendo, pero que actualmente en un mercado tan competitivo todo se reduce a preferencias declaradas y si no me creen, pregúntense a dónde irían a comprar una pizza. Uno de los grandes pecados en el que caen las empresas en crisis, al recurrir a los expertos en marketing y publicidad, es creer que los efectos de una campaña son instantáneos, cual pegamento “de locura” que es capaz de unir fragmentos. Los resultados inmediatos no suceden en un mundo donde los plazos y procesos son obligados. De nada sirve tener una membresía de gym, si no hay disciplina y constancia. De esto nos habla la Ley de la perspectiva: “Los efectos del marketing son a largo plazo”. Una de las leyes que más llama mi atención y que pareciera lógica, pero que en este país donde lo imposible es posible y viceversa, es la Ley de los recursos: “Sin los fondos adecuados, una idea no despegará del suelo”. Todo lo quieren barato y si es gratis es mejor. En ese temor por no perder lo poco que se tiene no se apuesta por mejorar. Para concluir quiero dejarles una última ley, que va muy bien con el mundo político, en especial luego de las pasadas elecciones, la Ley del Éxito: “El éxito suele llevar a la arrogancia, y la arrogancia al fracaso”, para todos aquellos que falsamente se resguardan bajo el sol azteca o aquellos que hacen de los colores patrios su bastión de poder. Para entender que no por estar arriba se ve todo el panorama. Aquí no hay más ley que respetar lo escrito y ponerlo en práctica. Porque las leyes son eso, códigos establecidos, analizados por expertos y no por caprichos. Lo único bipolar son las baterías y hasta esas, en perfecta concordancia, dan luz. Imagen cortesía de iStock
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