La gamificación es el uso de técnicas y dinámicas propias de los juegos y el ocio en actividades no recreativas para persuadir e interesar al sujeto. El concepto de gamificación asomó en el mundo del marketing, como resultado de la asociación y mezcla de elementos antes no conectados –base de la creatividad–. La receta sería algo así: una parte de la dinámica de los videojuegos, otra parte de engagement del usuario, condimentado a gusto con desafío, motivación y diversión. Un platillo que activa el sistema de recompensa del cerebro. ¿Qué es el sistema de recompensa del cerebro? El cerebro es nuestro «hardware», es el órgano comisionado de desarrollar los mecanismos de supervivencia y adaptación al medio ambiente. Se conoce como sistema de recompensa del cerebro al conglomerado de conexiones neuronales que, mediante estímulos nerviosos, provoca una sensación de bienestar en nuestro ser, en seguida de cumplir determinadas tareas. El sistema de recompensa no sólo replica con placer o dicha ante una acción o actitud, sino que también es responsable de aprender esa conducta para ulteriormente repetirla, asociándola a la sensación agradable. ¡Quiero más! Cómo el juego recompensa al cerebro El juego está presente en muchísimos aspectos de nuestra vida. Yo juego, tu juegas, todos jugamos. Tom Chatfield afirma que los juegos están perfectamente sintonizados para repartir recompensas que involucran el cerebro y nos mantienen dispuestos y deseosos de conseguir más. La gamificación marcha porque a todos nos regocija jugar. Es tentador, hay competencia y anhelos de premios y retribuciones. El juego ayuda a crear y propagar la participación, la actividad y la lealtad –nuevamente el engagement dice presente»– de un universo de usuarios para activar, comprometer y fidelizar sitios web, apps o comunidades. ¡Haz check in aquí y conviértete en alcalde! Recompensa y éxito, posicionamiento y competencia. Como decía un viejo slogan de un centro comercial, «lo importante no es que vengas, sino que regreses». La gamificación nos mantiene al pendiente del juego, provoca la expectativa e impulsa al sistema de recompensa para querer reincidir la experiencia para, prontamente, volver a inducir el deseo que avive el sistema de placer para aspirar a más y el círculo se vuelve a repetir… Está probado el empuje y potencia de la gamificación para involucrar entornos e individuos. Estés donde estés, y vuelvas cuando vuelvas, en un buen juego siempre tienes una nueva meta al alcance de la mano, asegura Sebastian Deterding. Y nuestro cerebro está ahí, aguardando el momento para darle play al intrincado sistema de recompensa para conseguir la impresión y emoción de propósito. Imagen cortesía de iStock
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