Este año he sido muy buena, de verdad. De hecho, me atrevería a decir que todos los publicitarios lo hemos sido, consiguiendo en este 2016 que la publicidad evolucionara y volviese a enamorar al consumidor, empezando a dejar atrás esa saturación asfixiante que durante tanto tiempo hizo que toda la publicidad pareciese igual y pensada por una única persona. Este año, hasta las campañas navideñas anualmente criticadas, están empezando a ser buenas. Aunque todo eso, vosotros ya lo sabéis. El motivo principal por el que os escribo esta carta es hablaros de la lista de deseos que lleva rondando mi cabeza todo el año. Pero ojo, que no vengo solo a pediros por mí, voy a seguir siendo buena pidiendo también por toda esta gran industria que es la Publicidad. Como se suele decir, “por mí y por todos mis compañeros, pero por mí el primero”.
- Una máquina del tiempo, ya que para los clientes y los jefes todo es urgente y se necesitaba “para ayer”. Aunque pensándolo mejor, y si nos ponemos en plan pragmático, quizás sería mejor que me trajeseis un reloj de esos que detienen el tiempo. De este modo podría poner pausa a todo este ajetreo y terminar las tareas justo a tiempo. Nunca más un deadline volverá a recaer sobre nosotros con todo su peso y nos olvidaremos de esas regañinas familiares por no llegar a tiempo a ninguna fiesta.
- También sería estupendo que me pudieseis conseguir ese aparatito que utilizaba Will Smith en Men in black, que servía para borrar la memoria de quien tú quisieses con tan solo apretar un botón. De verdad, creo que no os podéis hacer una idea de lo mucho que utilizaría este regalo: en cada uno de esos momentos en los que me dé cuenta de que lo que está saliendo por mi boca es una pésima idea, cada vez que algún desaprensivo consiga colocarme una de esas bombas laborales que nadie quiere asumir, o cada día que lleve dos ideas a la reunión con el cliente y éste decida fusionar ambas y crear un monstruo.
- Una bola de cristal como la que usan los adivinos. Con ella me gustaría predecir el futuro, ya que los publicitarios estamos un poco cansados de poner nuestra creatividad y esfuerzos al servicio de clientes que no nos respetan y, llegada la reunión para mostrar resultados, deciden cambiar por completo el planteamiento estratégico de la campaña, los objetivos marcados o cualquier otro menester que tire las propuestas creadas por tierra. También sería muy útil para vislumbrar las tendencias publicitarias que nos deparará el futuro, ya que así seríamos capaces no solo de adaptarnos a los nuevos cambios, sino de anticiparnos a ellos y superar las expectativas tanto de nuestros clientes, como de los consumidores o usuarios finales.
- Además, si la bola de cristal no cumple esta función, me gustaría conseguir unas gafas de escáner mental, es decir, unas gafas que al llevarlas puestas me permitan saber con exactitud qué está pasando por la mente del resto de publicitarios. Este utensilio nos ayudará a entender todos esos “dale otra vuelta”, “no me acaba”, “haz algo como esto pero que no sea esto” o “falta / cambiaría algo, pero no sé el qué”, así como a entender cuáles son los motivos ocultos tras los rotundos “no”.
- Unos patines supersónicos también me vendrían muy bien, para llegar a tiempo a todas esas reuniones y eventos prestigiosos que invaden el sector publicitario. No sabéis lo agotador que resulta ir corriendo todo el día de un lado a otro, y más aún cuando tu puntualidad depende del transporte público. Si no encontráis los patines, también me serviría que me otorgaseis los súper poderes de Flash, de hecho creo que prefiero esta opción.
- Un poco de alegría y amabilidad tampoco nos vendría mal en el mundo de la Publicidad. Sé que es complicado de conseguir, pero por algo os hacéis llamar Reyes Magos. Os propongo que liberéis un virus que permita a todos los publicitarios dejar el ego a un lado, ser honestos y amables cuando los compañeros tienen una gran idea, o incluso cuando esa idea proviene de la competencia. Esto nos permitirá que reine la paz y la justicia en los festivales y concursos publicitarios y que nadie se vaya a casa con el corazoncito dolido, que se note la unión entre profesionales como se siente en otros sectores, que los jóvenes tengan oportunidades equivalentes a su talento, y que no tengan que luchar con uñas y dientes por malvivir en esta profesión.
- Un reloj con alarma que haga imposible alargar nuestra jornada laboral o trabajar fuera de la agencia, esto posibilitará la conciliación de la vida personal y laboral. Cuando sea la hora de comer o de finalizar la jornada, una alarma insoportable inundará todas las agencias de Publicidad, haciendo que todos los empleados tengan que abandonar su puesto de trabajo sin esperar ni un minuto. Lo mismo ocurrirá cuando pases más de diez minutos trabajando o hablando de trabajo fuera de la agencia o recintos publicitarios (eventos, festivales…), esos minutos nos proporcionarán el tiempo suficiente para anotar esas ideas que si no se escriben morirán. Una vez más, si esto no es posible, os dejo una alternativa: neveras a rebosar de comida saludable y sillas cómodas que no torturen nuestra espalda en todas las agencias. Aunque claro, a esto habría que añadir un poco de paciencia y comprensión para todos los amigos y familiares de publicitarios. Así, aunque salgan más tarde de lo esperado de trabajar o no lleguen a esa comida que se planeó hace meses, no tendrán que soportar reproches y enfados por parte de sus allegados.
- El botiquín que toda agencia necesita: un pulverizador de creatividad, un bote de valor para asumir el riesgo de ser diferentes, unas tiritas para la autoestima, unas dosis vacacionales y un jarabe contra la ansiedad y el mal humor. Cualquier otro producto destinado a mejorar el ambiente laboral y nuestra salud mental será totalmente bienvenido, sentíos libres de introducir aquello que consideréis necesario.
- Una impresora de ideas. Si sois conscientes de la cantidad de publicitarios que nos golpeamos la cabeza contra la pared ante la incapacidad de apuntar esa idea brillante que se te ocurre en la ducha, en la cama o en el transporte público antes de que se te olvide, entenderéis la necesidad de esta maravilla de la tecnología. Con esta impresora que os pido las ideas se imprimirán por sí solas cada vez que alumbren las cabecitas de un publicitario, ¡nunca jamás una idea volverá a quedar en el limbo!
- Una buena cantidad de puestos de trabajo dignos y con un salario justo. Lo del amor y la salud está muy bien, pero el empleo es un asunto que quita el sueño a muchos publicitarios, sobre todo a los más jóvenes. Por ello, os pido que este 2017 traiga consigo empleos suficientes para todos aquellos que empiezan a desesperarse pensando en abandonar esta bonita profesión. Y si para ello es necesario que nuestra profesión siga creciendo y que se expanda como la espuma, que así sea. Para los que no encontréis un empleo a la altura de su valía, os sugiero que les regaléis la valentía y la seguridad en sí mismos para emprender o trabajar por cuenta propia.
- Y, ya puestos, además de pedir que nos traigáis todo esto, os pido encarecidamente y de corazón que os llevéis con vosotros la desigualdad de género que envenena nuestra profesión. Si vosotros no podéis curarla, al menos os pido que nos proporcionéis las fuerzas suficientes para seguir combatiéndola los años que sean necesarios hasta verla desaparecer. Queremos que las generaciones venideras de publicitarios no tengan que padecer este mal.
Por último, me gustaría pediros que si no conseguís alguno de estos regalos, no tengáis miedo de comunicármelo: quizás dialogando consigamos una solución para tener estos productos listos en las próximas navidades. Os desea unas felices fiestas y un próspero año 2017, Arantxa Morcillo. Imagen de portada cortesía de Shutterstock
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