No hay creativo publicitario que pueda jactarse de no haber hecho jamás un juego de palabras relacionado con su profesión. Desde el juego más obvio y pavote hasta el más ingenioso (si es que existe tal cosa) todos los hemos aplicado en campañas, especialmente los redactores, claro está. Debo confesar que estoy orgulloso de algunos de los juegos de palabras que se me han ocurrido, ya sea para usar en el trabajo o no. Desde luego, aquellos juegos que más me enorgullecen son los más idiotas. Pero resulta que leí en el excelente sitio Cracked.com (si no lo conocen los invito a descubrirlo) que los juegos de palabras están relacionados con una rara especie de daño cerebral. Se llama “Witzelsucht” en alemán. Parece que un tipo solía despertar a su esposa en medio de la noche para contarle los más estúpidos juegos de palabras; él pensaba que eran geniales y los quería compartir de inmediato. La esposa lo convenció para que viera a un médico. Increíblemente el doctor descubrió que el hombre había tenido dos ataques que le habían dañado el lóbulo frontal del cerebro. Este daño a las áreas del cerebro responsables del proceso analítico significa que los que sufren de “Witzelsucht” no solo piensan que los chistes más simples son hilarantes, sino que también son incapaces de entender formas más complejas del humor. Todos los que trabajamos en publicidad hemos sufrido alguno de estos ataques al lóbulo frontal. No hay otra explicación. Ilustraciones de portada: Brainless Tales
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