En las últimas semanas hemos visto varias reacciones sociales y empresariales en respuesta a la situación que actualmente vive México. Por un lado, vivimos la temporada de protestas y saqueos con motivo del alza al precio de la gasolina, y por otro, el boicot a las empresas norteamericanas que ante la presión del presidente electo de Estados Unidos, han decidido declinar sus intenciones de invertir en nuestro país. En ambos casos, hay cosas respetables y otras que levantan más preguntas que respuestas, por tal motivo, quise platicarles sobre una pregunta que me hice hace un par de días y que aún no logro responder: ¿Realmente queremos despertar porque ya estamos cansados de dormir, o necesitamos despertar porque alguien necesita que trabajemos para ellos? Personalmente, cada que vez que soy testigo de una injusticia político-social en México, lo primero que se me viene a la mente es, “ojalá este sea el momento en que despertemos”, pero lamentablemente, lo que sigue es algo que he visto hasta el cansancio desde que tengo uso de razón. Primero, veo y leo una increíble ‘resistencia’ a lo ocurrido, y entre las calles se escucha el clásico “ya estamos hasta la madre”, sin embargo, después se viene un partido de fútbol, un ‘accidente’ o simplemente un par de meses que hacen que todo se nos olvide, provocando que, de una forma casi mágica, reviva en nosotros una sensación de odiar a nuestro prójimo, de desprestigiarnos, de separarnos por nuestro color de piel, raza o creencia. Como lo dije antes, esta historia la he visto hasta el cansancio, pero ahora es diferente, la situación necesita nuestra respuesta y nuestra consciencia, haciéndonos entender que, por más hipster que suene la idea, el verdadero cambio nace en nosotros mismos, y comenzará desde el momento en que nos demos cuenta que nuestra forma de pensar puede influir en las masas y hacer que lo intangible se convierta en movimiento… ¿O acaso eso no es lo que hacemos nosotros los publicistas? Convertir una idea en un movimiento es algo que sabemos hacer, por ello los invito a que en nuestro día a día pongamos manos a la obra, a que en nuestra rutina diaria, nos percatemos que ningún político podría imponer leyes anti-sociales en una sociedad informada, que jamás podrían separarnos si sabemos que todos los mexicanos, si todos, somos iguales. Que no importa la marca de ropa que usas o el color de tu piel, que las colonias y estados de la república no son límites sociales, que la palabra ‘Polanco’ no es mejor que la palabra ‘Tepito’, porque sabes, ambas son solo palabras, solo eso. También, cuando convertimos una idea en un movimiento, nos daríamos cuenta que la respuesta no está en boicotear al extranjero por el simple hecho de serlo, pues la solución la debemos encontrar en nuestro interior, en nuestro país, es decir, ¿por qué preocuparnos en no comprar productos extranjeros cuando podemos pensar en soluciones para sustituirlos? ¿Por qué molestarnos porque un megalómano no le dará trabajo a nuestra gente en lugar de pensar en opciones para generar opciones de empleo donde aún nadie las ha visto? Y finalmente, ¿por qué creer que las ideas nos pueden separar y destruir cuando en realidad también pueden unirnos y hacernos crecer? Sé que este texto suena a ‘uno más’, pero lo único que espero que haya ‘muchos más’ que levanten la voz y digan lo que sienten, que haya muchos más colegas que usen ese ‘poder’ de transformar los pensamientos en movimientos para iniciar los pequeños cambios desde sus trincheras llamadas agencias de publicidad, pero sobre todo, para que nos demos cuenta que somos iguales, y que sea el destino que sea, debemos recorrerlo juntos, porque en la soledad, jamás descubriremos nuestra verdadera fortaleza. Imagen cortesía de Shutterstock
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