Desde que tengo uso de memoria nunca me han gustado las entregas de premios, porque simplemente no puedo soportar las actitudes frívolas de los que se creen ‘ganadores’ y ‘conquistadores’ por el simple hecho de asistir o de ganar una estatuilla. Sin embargo, mi problema no es con las distintas industrias de cine, sino con la idea de tener la necesidad ‘premiar’ una expresión artística, ya que siempre he creído que cualquier tipo de expresión es libre de interpretación, por ello la diversidad es la madre de la creatividad, y en este sentido, los premios Oscar, al ser los más populares del mundo, me parecen un ‘asesinato’ masivo de creatividad. Premiar no es reconocer Para comenzar, debemos partir del hecho de que no hay buena ni mala creatividad, pues ésta es una expresión humana que se plasma en distintos tipos de artes, y como el arte es meramente interpretativo, entonces no podría haber ganadores o perdedores, pues todo tendría que ver con el espectador, es decir, que sólo él podría decidir si tal o cual pieza artística significa algo para él y para ‘su mundo’… Pero esto no funciona así con las entregas de premios, ya que al ‘premiar’ a un artista, lo estamos designando como ‘ganador’, dando por entendido que los demás competidores son los ‘perdedores’. Lamentablemente, al hacer eso, la Academia crea una predisposición social para designar al triunfador y al derrotado, creando una tendencia, en este caso cinematográfica, que lo único que hace es diseñar los parámetros del ‘arte aceptado’, silenciando cualquier tipo de expresión que se le oponga. No hay lugar para la frivolidad Tal vez sea mi mentalidad mexicana, donde vivimos con la constante idea de los vendedores y vencidos, la que me hace pensar que en las entregas de premios todo está mal, ya que no solo se encargan de ‘premiar’ el arte y la creatividad, sino también de asociar a la frivolidad con el éxito, creando una imagen perfecta del conquistador y señalando perfectamente al ‘bad hombre’, o al vencido… Actualmente estamos viviendo tiempos difíciles, donde el odio quiere apoderarse nuevamente del imaginario colectivo, donde la política quiere designar mundialmente a los vencedores y a los vencidos, por tal motivo, los invito a que liberemos la creatividad, a que dejemos de juzgar a los malos y a los buenos y a que nos demos la oportunidad de escuchar al oprimido. Imagen cortesía de Shutterstock
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