Austin Kleon dice que cada idea nueva es solo una combinación o un remix de una o más ideas previas, que nada es realmente original. En su libro del cual nace la inspiración para esta nota, “Steal like an artist” (que creo de verdad que todo aquel que trabaja con creatividad debería leer), Kleon explica más a detalle esta idea de que nada en realidad es 100% original. Todos somos en algún punto ladrones de creatividad. Aquel creativo que diseñó esa campaña publicitaria digna de un León, o el copy que escribió un tagline que la marca conservó por décadas, o el guionista que escribió la historia de una película premiada por La Academia, no empezó desde cero la idea que lo llevó a ese trabajo terminado y exitoso, hubo en realidad una serie de ideas e inspiraciones que fueron mutando en su mente y a las que les puso su toque personal, que hicieron que el resultado final fuera una genialidad. Más de una vez he escuchado a alguien decir “creo que se me acabó la creatividad”. La creatividad no se acaba, se acaban tus ganas de buscar inspiración en otros lados. Porque de esto se trata esto la creatividad, de ser capaces de encontrar insumos creativos en diferentes fuentes: en libros, en películas, en música, en lo que quieras, nunca sabes de dónde saldrá la idea que le dará forma a la que estabas buscando.
“Nada es original. Roba de donde sea que te resuene inspiración o que alimente tu imaginación. Devora viejas películas, nuevas películas, libros, pinturas, fotografías, poemas, sueños, conversaciones aleatorias, arquitectura, puentes, señales de tránsito, árboles, nubes, cuerpos de agua, luz y sombras. Selecciona para robar solo aquellas cosas que te hablen directo al alma. Si haces esto, tu trabajo (o tu robo) será auténtico.” –Jim Jarmusch
Todos empezamos nuestro camino creativo imitando a nuestros héroes o ídolos. En el mismo libro de Kleon, se encuentran ejemplos históricos de grandes creativos que aceptan haber tomado inspiración de sus propios héroes. Kobe Bryant ha dicho que sus jugadas y movimientos salieron de haber visto una y otra vez a sus ídolos jugar, pero tuvo que adaptarlos a su forma de juego y a su tipo de cuerpo para crear su propia identidad de juego. Paul McCartney es otro gran ejemplo, ya que se inspiró en Buddy Holly, Little Richard, Jerry Lee Lewis y Elvis para crear su estilo propio, pero al final del día, había algo que solo Paul McCartney podía agregar a esos estilos que resultaría en algo único y espectacular. Formó su estilo propio a través de copiar y moldear el estilo de otros. Pero ojo, hay una diferencia enorme entre plagiar y copiar, plagiar es mostrar el trabajo de alguien más como tuyo, y copiar es tratar de entender la inspiración que hubo detrás de una idea, analizarla, tomarla como referencia, y crear algo que solo tú hubieras podido hacer. Así que no te sientas espantado por copiar, hazlo sabiendo que es algo que nutrirá tu creatividad y tu imaginación, pero nunca plagies por favor. Esta idea de crear algo nuevo a partir de algo existente es algo que todos hacemos, incluso si hasta el día de hoy no te habías detenido a pensar en ello y lo has venido haciendo inconscientemente. Revisa lo que has construido antes, y si lo analizas a detalle podrás encontrar pequeños (o grandes) destellos de algo más que te inspiró para crear eso, así que has eso mismo de manera consciente de ahora en adelante. Si te encuentras ante una sequía creativa y no sabes por dónde empezar, empieza por buscar inspiración en otros lados. Googlea lo que sea que se te ocurra, date una tarde completa de Netflix, lee un libro aunque no tenga nada que ver con lo que estás esperando encontrar, haz lo que quieras pero llénate de inspiración, toma ideas de alguien más, y construye algo único a partir de eso. Verás como todo empieza a fluir de manera diferente.
“Nada es original, así que acepta la influencia, edúcate a través del trabajo de otros, dale forma y reimagínatelo para descubrir tu propio camino” –Austin Kleon
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