¿Qué contenidos estamos consumiendo y qué contenidos estamos impulsando a generar? Todos somos consumers, tenemos la necesidad de consumir información de nuestro alrededor e interpretarla, sin embargo, también somos prosumers no sólo en nuestras redes personales o profesionales sino también de forma indirecta en diversos medios de comunicación, los cuales son influenciados para producir los contenidos más demandados. En los últimos meses he visto a empresas, periódicos y otros medios de comunicación relativamente serios, ser criticados por sus usuarios al cambiar su discurso y sus titulares por temas irrelevantes que captan la atención pero que no coinciden con su línea editorial, ni su lenguaje, ni la forma en la que abordan los hechos, desafortunadamente “es lo que vende” y lo que la gente comparte. Hoy vemos páginas como Debrayanshow con alrededor de 12 millones de seguidores, compartiendo memes y videos caseros, en contraste con portales de noticias que no llegan al millón de followers. ¿Cuál es el precio de la libertad? ¿Cómo superar el reto de mantenerse constantemente en el mercado, en el gusto del público y ganar seguidores con información veraz y relevante, conservando la esencia de la marca? Hace unos días, un amigo, director de cine, me invitó a ver la película: The Square, la farsa del arte, ganadora de la palma de oro en Cannes, “es una de esas películas que ya quieren quitar” me comentó cuando fuimos a verla el último día en matiné. Esta película de Ruben Östlund que disfruté cada minuto, más allá de ser un debate entre ética, moral y humanismo, me pareció un gran referente que todo mercadólogo o publicista debería ver. La trama gira alrededor de la exposición “The square” que corresponde a un espacio que simboliza la solidaridad y resguarda los derechos humanos. La descripción de la exposición realizada por la autora, se resumía a unas líneas que comunicaban el trasfondo de la obra, pero resultaban poco atractivas al público y, ante el reto del museo por atraer visitantes, entran en acción dos mercadólogos millennials, creando una campaña fuerte y agresiva, que llamaba la atención y se imponía al tumulto mediático. La campaña generó expectativa e instigó al espectador a cuestionarse sobre cuánta inhumanidad se necesita para acceder a su humanidad. El video se viralizó rápidamente, recibiendo fuertes críticas por la utilización de un personaje que partía de uno de los sectores más vulnerables, los mendigos. ¿Cuál fue el error? Desde mi perspectiva, el no saber hacer frente a una crisis de comunicación en el momento oportuno y no sostener con argumentos los objetivos de una campaña que, a través de una crítica a la sociedad actual, logró su objetivo publicitario. Como señala Sergio Huidobro en su crítica, esta película “pone bajo el microscopio esta brutal contradicción de nuestra cultura occidental: la veneración simultánea de lo gracioso y las buenas intenciones” Esto es un ejemplo claro de que somos nosotros, quienes a través de las noticias que consumimos, generamos demanda a cierto tipo de contenidos y después nos quejamos de los mismos, ¿no lo crees? piensa en las cinco principales páginas que ves en inicio/home de tu Facebook todos los días. Esta conducta no sólo está presente en los medios de comunicación, sino que individualmente muchos la estamos replicando, modificando los contenidos que compartimos, cambiando una columna por una foto que genera un mayor alcance, “Mi Facebook ya es puro marketing” comentaba un amigo que también cambió su forma de comunicar, de lo intelectual a los memes. A ese respecto, ¿cuánta información irrelevante se necesita para que lo relevante llame tu atención? Nosotros provocamos lo que he denominado, las irrelevant news, que no nos aportan absolutamente nada, demeritan la credibilidad de los medios y están a un paso de las fake news, información falsamente descriptiva que manipula a la audiencia. Las fake news buscan engañar para hacer daño al enemigo, mientras que las irrelevant news, solo buscan engrandecer su propia causa y surgen por miedo de los medios, de caer en la decadencia o el estancamiento. No nos desviemos de lo verdaderamente importante, es necesario sorprender de forma positiva a los consumidores, despertando su curiosidad con noticias relevantes, con estrategias y herramientas de content marketing. Medios como Nación 321 han encontrado la forma de comunicar con los millennials, informando y entreteniendo a la vez, sin necesidad de fake news, como comentaba Mario de la Rosa, Dir. General de este medio que ha mantenido su misma línea editorial. La periodista Laura Zommer, sostiene que es indispensable que los medios devuelvan el valor a la verdad (o por lo menos suban el costo a la mentira) diferenciando el contexto profesional, de las formas de comunicar de bloggers e influencers. Asimismo, nosotros como consumidores debemos interesarnos por información de calidad, que va más allá de la cotidianidad, apreciar el periodismo crítico, lo que acontece en el entorno internacional. Como señala Eduardo Galeano, “debemos denunciar la falsa grandeza de las cosas grandotas en un mundo que confunde la grandeza con lo grandote” es así como se puede conservar y perpetuar la esencia de los medios que revelan lo que casi no se mira, pero que merece ser mirado. AUTOR Alejandra Cerecedo Constantino:
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