El fin de semana pasado vi «La Forma del Agua» de Guillermo del Toro. Me considero un tipo de gustos simples en cuanto al cine se refiere, nunca he sido un buen «crítico cinematográfico» ni mucho menos, ni creo que ningún festival de cine me invite alguna vez a juzgar nada. Yo voy al cine a divertirme, a pasarla bien, a evadirme un poco de la realidad y disfrutar. Por lo mismo, basado en eso, divido las películas en «me gustó / no me gustó» y listo. El criterio aplica desde «La Risa en Vacaciones» o «Rápidos y Furiosos» hasta las películas más densas de «cine de arte» que he visto en mi vida. Lloro en las girlie movies y me emociono en las de Bond. Me imagino viviendo las vidas de los protagonistas y me río mucho con las pendejadas más básicas que existen. La Forma del Agua me gustó. Mucho. Me puso de buenas, me enganchó la historia de amor y la disfruté. Salí del cine con un muy buen sabor de boca y de muy buen humor. Contento de pensar que sí, «los feos también podemos ser atractivos» jeje Pero no es por eso que escribo esto. Al final cada cabeza es un mundo. Esta peli, como muchas otras, puede gustarte o no, eso no está a discusión, eso está bien. Algo que a mí me parece genial a ti puede parecerte una mierda y viceversa. La vida es así y sería muy aburrida si todos tuviéramos exactamente los mismos gustos. Lo que me llamó la atención, porque no es la primera vez que lo veo suceder, lo que me motivó a escribir esto, es otra cosa. Es, robándole un poco el título a Del Toro: «la forma de muchos mexicanos». La forma en la que actuamos, la forma en la que solemos reaccionar ante el éxito de otros, muy particularmente cuando se trata del éxito de otros mexicanos. He estado leyendo en redes sociales a mucha gente criticar la película. Desde el «Es como un revival de Splash» (muy cagada ésa, debo aceptar) pasando por «me dio mucha hueva, es una mierda», «no me atrapó» (ok, de acuerdo, cada quién su opinión) hasta a los que abierta o «mustiamente» expresan que «se parece/es un fusil» del corto holandés «The Space Between Us» (2015). «Dejo aquí el corto», «demasiadas coincidencias, ya veremos», «uups», «se la pela para el Oscar», «se la mamó, nos quiere ver la cara de pendejos» (ésas dos fueron mis favoritas) en fin. Un amigo incluso se atrevió a afirmar “No creo que Del Toro gane el Oscar, y es más, quién sabe qué pasará con su carrera” (ésta es una joya). ¿¿¿“Quién sabe qué pasará con su carrera”???, ¿es en serio? No sé si vaya o no a ganar alguno de los TRECE premios Oscar para los que ya está nominada la peli, de nuevo, eso es otro tema, ¿pero de ahí a afirmar que “quién sabe qué pasará con su carrera”?… Les diré lo que va a pasar con su carrera: Seguirá siendo tan chingona, tan llena de éxitos y tan inspiradora como hasta ahora. Incluso más. Porque la gente chingona, la que construye, la que realmente hace cosas trascendentes, no se queda conforme con lo que ya alcanzó. Siempre persigue más. Siempre logra más. Y eso, yo también me atrevo a afirmar, es lo que pasará con su carrera. En fin. Estoy hablando de gente, todos mexicanos, algunos que considero inteligentes porque los conozco, criticando a otro mexicano, vuelvo, no porque la película les haya parecido buena o no, eso no importa, sino porque «seguramente se la fusiló». Mexicanos sacando pruebas, posteando artículos, comentando en las redes. «La Forma del Agua es un fusil». ¿Por qué?, pregunto, ¿por qué nos lastima tanto que otro mexicano haga algo chingón? ¿Por qué somos siempre los primeros en salir a tratar de minimizar el éxito de otros en vez de alegrarnos por ellos? ¿Por qué asumimos que, si alguien copió a alguien, a huevo ése tiene que ser el mexicano? ¿Por qué nos encanta buscarle chichis a las víboras? El corto holandés (muy lindo, por cierto) vio la luz en el 2015. Hace 2 años. ¿No les parece que para ese entonces «La Forma del Agua» ya estaría viva, al menos en la cabeza de sus creadores?, ¿no podría ser, si acaso, una desafortunada coincidencia que ambas cosas se parecieran? Es más, podría ser lo que quieran, pero por qué, ¿por qué siempre nos gusta pensar mal, en especial cuando se trata de otro mexicano? Estamos hablando, además, no de cualquier mexicano. Estamos hablando de Guillermo del Toro. Denme por un instante el beneficio de la duda y estén de acuerdo conmigo en que dentro del universo de los mexicanos que se dedican al cine Del Toro podría ser definido, digamos, como «mejor que el promedio»… ¿De acuerdo? ¿Podríamos atrevernos a decir que, en el mundo del Cine, Del Toro se ha ganado un lugar, después de casi 30 años? Que es ¿»bueno»?, es más, me voy a atrever a decir que Del Toro es un tipo mundialmente reconocido por su trabajo (ojo, independientemente de que pueda gustarte o no). ¿Están de acuerdo conmigo? Bueno, entonces, pensemos por un momento: Guillermo del Toro (más exitoso y reconocido que la media de los mexicanos) YA ERA EXITOSO Y RECONOCIDO mucho antes de esta peli. Como por qué tendría, a estas alturas de su carrera, que pensar «Uy, a huevo, me fusilo este corto holandés, lo convierto en peli y pum! me hago famoso!, total, no es como que hoy exista el internet, nadie se va a dar cuenta» Pensar así, es pensar muy mal. Y desafortunadamente, es algo que se nos da muy bien a los mexicanos. Algo que nos encanta. Algo que, en mi opinión, no nos deja salir de la cubeta y nos jode como sociedad. Por alguna extraña razón, nos sentimos muy cómodos siendo mediocres. Nos sentimos muy bien sin «triunfar demasiado». Y nos asusta todavía más que otro mexicano lo haga. Así que entonces cuando lo hace nos ponemos como locos a buscarle algo porque «seguro la cagó», «seguro algo copió», «seguro algo está mal». Queremos jugar el quinto partido en el mundial, porque hasta ahí nos sentimos bien. Pero no más. Porque tal vez ganar el mundial sería demasiado. No vaya a ser que tengamos éxito porque después qué hacemos. El otro día en una reunión se me ocurrió tirar el “Podemos ser campeones del mundo”. De pendejo, ingenuo y tarado no me bajaron. Todo, por querer creer que podemos tener éxito. Nop. De ninguna manera. Eso es para los alemanes, los brasileños, los españoles. No para nosotros, que de cagada vamos al mundial y eso porque estamos en la CONCACAF. No, en este país no está bien visto el éxito. Nos caga el éxito. Nos asusta. Nos da pavor pensar siquiera en tenerlo. Sí, es mejor pensar mal. Es mejor pensar que somos incapaces de trascender. Que aquí no hay talento. Es mejor criticar a otros que admirarlos. Es mejor destruir a los que sueñan, porque es más fácil, que construir. Yo admiro mucho lo que ha logrado Del Toro. Como admiro mucho lo que han logrado Cuarón, el Negro y todos los demás mexicanos, no sólo en el cine sino en cualquier disciplina. Admiro a los mexicanos que hacen cosas chingonas. Algunos muy conocidos y otros no tanto. No importa. Los admiro a todos, me alegro por todos. Me inspiran y me demuestran que este país está lleno de talento y que si creemos en nosotros mismos podemos trascender, ser potencia, llamar la atención del mundo entero. Y a los que joden, a los que siempre piensan mal, a los que prefieren ver un fusil donde no lo hay, a ellos les deseo que en toda su vida alcancen al menos una centésima parte del éxito que tendrá Del Toro con La Forma del Agua y que, cuando lo hagan, la gente se los reconozca y aplauda. Hay gente muy chingona en este país. Reconócela, admírala, deja que te inspire a ser mejor. No hay nada malo en ello. Deja ya de pensar mal, México. Piensa bien.
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